El halcón urbano
Andalucía concentra, con 4.000 parejas, la mayor población europea de cernícalo primilla
La contemplación de aves rapaces en libertad no es, en contra de lo que pudiera pensarse, una actividad reservada a los espacios naturales protegidos o a determinadas áreas rurales en donde estos animales son abundantes. En el mismo casco urbano de nuestras ciudades, incluso en las de gran tamaño, habita un pequeño halcón que emplaza sus nidos en pequeñas cavidades de todo tipo de edificios. El cernícalo primilla, de apenas 30 centímetros de longitud, actúa como un eficacísimo insecticida natural, barriendo los cielos y los campos de cultivo que rodean a las grandes urbes para hacerse con su botín de saltamontes, cigarras, grillos, escarabajos o escolopendras.
Hasta la década de los 60 esta era una de las rapaces más abundantes de España. Entonces se estimó que se reproducían en todo el país unas 100.000 parejas de cernícalo primilla. Diez años después los más optimistas consideraban que esa población se había reducido a la mitad, y en 1989, cuando se llevó a cabo un censo nacional de la especie, el número de parejas apenas llegaba a las 5.000. La situación en la actualidad ha mejorado algo y se calcula que son unas 12.000 parejas reproductoras las que se reparten por toda España, aunque este crecimiento se debe, en parte, a una mayor efectividad de los censos y no tanto a un claro aumento de los efectivos.
Estas cifras, explican los especialistas de la Estación Biológica de Doñana (EBD), "sugieren que España acoge más de la mitad de los primillas europeos, siendo Andalucía y Extremadura las dos regiones que concentran mayores efectivos, lo que convierte a estas dos regiones en territorios privilegiados en los que habitan las poblaciones más nutridas de Europa occidental y posiblemente del mundo".
Las investigaciones llevadas a cabo por la EBD en torno a esta especie se han reunido ahora, por encargo de la Consejería de Medio Ambiente andaluza, en un manual técnico de conservación, en el que se recopilan multitud de datos que podrían servir para mejorar la situación de esta pequeña rapaz. El cernícalo primilla se reproduce en las ocho provincias andaluzas, sumando una población estimada en algo menos de 4.000 parejas, de las que más de la mitad (alrededor de 2.500) habitan en medios urbanos.
Sevilla es, con diferencia, la provincia que mayores efectivos reúne, con más de 1.200 parejas reunidas en 90 colonias urbanas y 52 colonias rurales. A cierta distancia se sitúan provincias como Cádiz (unas 700 parejas), Jaén (rozando las 650 parejas) o Córdoba (cerca de las 640 parejas), y es Almería, con 18 parejas, la que ocupa la última posición. La tendencia poblacional en cada uno de estos territorios es bien diferente, ya que hay evidencias de incremento en Córdoba, Cádiz, Málaga y Almería, mientras que se anota un cierto descenso en Huelva, Jaén y Granada, mientras que permanece estable la población de Sevilla.
Todos estos datos proceden de estudios parciales ya que el último censo regional se llevó a cabo en 1994-95. En estas circunstancias, los ornitólogos no están seguros de que la especie esté consiguiendo sortear las múltiples amenazas que hipotecan su futuro. Algunas de ellas pueden considerarse naturales, como ocurre con la competencia de otras especies (palomas y grajillas), la depredación que llevan a cabo diferentes animales o las variaciones, no provocadas, en la disponibilidad de alimento. Sin embargo, hay factores en los que claramente interviene la mano del hombre, como ocurre con las múltiples alteraciones que sufren aquellos lugares en los que el cernícalo primilla nidifica o se alimenta.
Nidos
La disponibilidad de edificios adecuados para la instalación de sus nidos es uno de estos factores limitantes. Los investigadores han comprobado cómo un buen número de colonias ubicadas en medios rurales utilizan inmuebles que amenazan derrumbe, como viejos cortijos, casas de campo abandonadas o corrales en desuso, situación que, a corto plazo, podría complicar la reproducción de la especie. En otros casos el problema radica en la ausencia de huecos apropiados en cada uno de los edificios elegidos por esta rapaz, situación que no parece tener gran trascendencia a escala global pero que puede ocasionar extinciones locales ya que, como ha ocurrido en numerosos puntos de Andalucía, la restauración de un edificio histórico suele conllevar el cegado de los mechinales u otras cavidades apreciadas por el cernícalo.
La contaminación de los huevos de esta rapaz por agentes químicos nocivos, como pesticidas o metales pesados, también ha sido citada como causa de su regresión. Los análisis efectuados en Andalucía no han revelado que la presencia de estas sustancias haya causado alteraciones en su reproducción, aunque sí se sospecha que han incidido en la disponibilidad de alimento al reducir los insectos que constituyen la base de su dieta.
Agricultura adaptada
De todas las amenazas en las que interviene el hombre la que más puede perjudicar al cernícalo primilla es la relacionada con la imparable modificación del paisaje agrario, donde las explotaciones intensivas van comiéndole terreno a los aprovechamientos tradicionales y a las manchas de vegetación natural asociadas a los mismos. En este tipo de escenarios el esfuerzo por conseguir alimento se multiplica y el número de pollos capaces de salir adelante disminuye, fenómeno que los investigadores de la EBD han analizado comparando la situación de las colonias de valle del Guadalquivir y las del valle del Ebro.
Sería imprescindible, sostienen los especialistas de la Estación Biológica de Doñana, diseñar políticas agrarias que fueran compatibles con la conservación de esta especie, sobre todo en aquellas parcelas situadas en un radio de cuatro kilómetros en torno a las colonias más importantes. En estos terrenos seleccionados habría que crear lindes entre cultivos, ya que a ellas se suelen dirigir estos halcones para cazar. También habría que favorecer los aprovechamientos de secano en régimen de año y vez, mucho más rentables para este halcón, a la hora de disponer de presas, que las explotaciones intensivas de cereal. Asimismo, y por idéntico motivo, sería necesario fomentar la existencia de pastizales o áreas de cultivo abandonadas, en las que podrían aplicarse niveles moderados de pastoreo para evitar la proliferación de arbustos, al mismo tiempo que se reduce o elimina la presencia de olivares y otras explotaciones de especies forestales.
Por último, en estas áreas habría que evitar el uso de sustancias químicas capaces de hacer disminuir la presencia de insectos, sustancias que, además, terminan por incorporarse al propio cernícalo.
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