Una comedia en blanco y negro seduce a los jóvenes mexicanos
La primera película de Fernando Eimbcke se dio a conocer en Cannes
Un anodino domingo, Flama y Moko, dos adolescentes de 14 años, se quedan solos en un piso y se divierten con unos videojuegos. Se va la luz y se aburren, pero la cosa se anima cuando entran en escena Rita, una vecina un poco más mayor que les pide usar el horno; y Ulises, un repartidor al que se niegan a pagar una pizza por haber llegado 11 segundos tarde a su entrega. Con este sencillo guión, Temporada de patos, que se estrena hoy, del debutante Fernando Eimbcke (México DF, 1970), logró una cerrada y calurosa ovación en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, y desde entonces la progresión de esta comedia, rodada casi toda en interiores, ha sido espectacular.
"En la juventud nos damos cuenta de que algo nos falta y algo nos sobra. Nuestro rostro se llena de acné y expectativas, y nuestros deseos y fantasías crecen al mismo tiempo que el pelo en nuestro cuerpo". Así explica Eimbcke por qué habla de adolescentes en Temporada de patos. Se recuerda en la adolescencia como un nerd (pardillo): "Encontraba más a mi alcance el escuchar un disco de Joy Division que salir con chicas".
Eimbcke optó por cuatro novatos para protagonizarla: "Tuve la oportunidad de contar con la ayuda del director Felipe Cazals, y él insistía en que debía de ser una opera prima en todos sus aspectos. Lo escuché y veo que tenía razón". Y tomó dos decisiones arriesgadas. Una, no habría escenas explícitas de sexo aunque se tocara el despertar hormonal: "No se obviaron, simplemente no encontré ninguna razón más que las de la taquilla para incluirlas". Y dos, todo el metraje sería en blanco y negro pese a ir dirigida a adolescentes. "Comenzó como una provocación. El mensaje era: las cadenas de vídeo te dan colores saturados y cámaras que no paran de moverse. Pues esta película es todo lo contrario. Pero esa razón absurda y caprichosa, con tiempo y análisis se convirtió en un recurso estilístico que reforzó la sensación de tedio y vacío que exigía la historia", argumenta Eimbcke, reconocido realizador de vídeos musicales -de Molotov y Dover, entre otros- premiados por la MTV. "En Patos la montadora trabajó con la idea de utilizar lo menos posible los cortes para que fuera una herramienta eficaz", explica. El filme no rehuye, pese a todo, el utilizar temas musicales de grupos muy populares en México.
Babelia
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