La Expo Universal 2005 de Aichi oscila entre los robots y los mamuts
Europa hace coincidir su desembarco en Japón con un año de intercambios culturales
La primera Exposición Universal del siglo XXI parece recuperar la fe en el progreso que tuvieron en un inicio estos eventos y planteará cómo la tecnología puede servir para paliar los problemas medioambientales. El lema de la Exposición Universal de Aichi 2005, que se celebrará del 25 de marzo al 25 de septiembre, es La sabiduría de la naturaleza y se celebrará en un antiguo parque boscoso, en el que, entre otras muchas atracciones, podrán verse desde un gran mamut congelado hallado en Siberia el pasado año a robots humanoides que hablan cuatro idiomas.
"Éste es el evento más importante que se celebra en Japón este año y confíamos en recibir unos 15 millones de visitantes procedentes de todo el mundo", indicó ayer Ken Simanouchi, embajador de Japón en España, durante la presentación de la Expo 2005 en Casa Asia en Barcelona. Es un pronóstico poco ambicioso, pero seguramente la organización japonesa no ha querido repetir el fiasco de la Expo de Hannover, la que cerró el siglo XX en 2000, que contó con unos 18 millones de visitantes, muy lejos de los 40 pronosticados.
Para Japón es un acontecimiento importante que situará al país y su cultura en el escaparate global durante seis meses, pero para el resto de países que participan, unos 122, resulta también una ocasión perfecta para situarse en condiciones en el disputado mercado asiático con el gancho de la cultura, la tecnología y la ecología. Para Europa, además, es una operación estratégica que se complementa con la celebración en 2005 del Año Unión Europea-Japón, que ayer se inauguró en Barcelona con un acto institucional, cuyo objetivo es potenciar el diálogo e intercambio entre el país asiático y los diversos países de la UE.
El desembarco español es ambicioso. Con un presupuesto global de unos 27 millones de euros, se trata de la principal inversión realizada en Asia hasta ahora para promocionar la cultura y la economía española. "Estamos convencidos de que será una inversión rentable y positiva", indicó ayer Pablo Bravo, presidente de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, quien recordó que la Expo Internacional de Zaragoza, más pequeña, se situará precisamente entre las dos grandes citas universales asiáticas, la de ahora de Aichi y la de Shanghai en 2010. El pabellón español, diseñado por Alejandro Zaera, de FOA, estará recubierto con una celosía de cerámica y en su interior se presentarán cinco grandes áreas dedicadas al Quijote, el deporte, la fiesta, la innovación tecnológica y las nuevas tecnologías agropecuarias. El programa incluye seis grandes exposiciones de arte, diseño y arquitectura, y más de 400 espectáculos de teatro, danza y música.
La Expo abrirá en marzo, "cuando las flores del cerezo estén en plena floración", indicó Simanouchi, quien resaltó la actualidad e importancia del tema de la muestra, la protección del medio ambiente, que el reciente tsunami del sureaste asiático ha intensificado. Un mes antes, en febrero, se habrá inaugurado el aeropuerto internacional de Chubu, construido sobre una isla artificial, que será uno de los muchos hitos arquitectónicos de esta Expo en la que destacan, por sus formas caprichosas, los pabellones de entretenimiento construidos por las grandes empresas japonesas como Mitsubishi, Hitachi, Toshiba o Toyota. La sede central de esta conocida firma automovilística está, precisamente, en Toyota, una ciudad de la prefectura de Aichi en cuyo territorio se celebra la Expo. Ésta se dividide en dos recintos; uno en Seto, ciudad conocida por sus cerámicas, que tiene unas 15 hectáreas situadas en el entorno natural del bosque de cedros, castaños y pino Kaisho no Mori, y otro mayor, de unas 158 hectáreas, situado en una zona boscosa de la ciudad de Nagakute que había sido un parque público y que volverá a tener esta función una vez finalice la exposición.
Para recorrerlo se ha construido una plataforma elevada de 2,6 kilómetros de largo, bautizada como Global Loop, que será el nexo de unión entre las diversas áreas respetando la orografía y vegetación del terreno. En el tema del transporte se experimentarán también diseños innovadores, como un tren de levitación magnética que circula elevado ocho milímetros sobre la superficie o autobuses "inteligentes" sin conductor. Serán una pequeña muestra del despliegue tecnológico que tendrá como protagonistas al centenar de robots que cumplirán diversas funciones en el recinto, desde los que realizarán la limpieza hasta los que, supuestamente, entretendrán a los niños tocando la trompeta o cantando. En el otro extremo de este universo futurista que promete ser extremo figurarán los paseos guiados por el bosque o la exposición de un gran mamut congelado hallado en Siberia.
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