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Guantánamo, un Gulag para potenciales enemigos

Se cumplió ayer el tercer aniversario de Guantánamo, pero la fecha dejará de ser señalada en el futuro si se materializan los planes del Gobierno de convertirlo en un penal permanente, una especie de Gulag para potenciales enemigos de EE UU. La idea, señalan fuentes militares, es reducir la población a dos tipos de presos: los que puedan ser juzgados y los que no puedan serlo por falta de pruebas pero estén considerados una amenaza para la seguridad; el resto podrían o bien trasladarlos a sus países de origen para continuar allí la detención, o bien liberarlos. El Pentágono anunció ayer el próximo traslado de cuatro británicos.

La remodelación va a ser tanto física, con la construcción de nuevas instalaciones, como de la naturaleza en sí de la operación, que va a pasar de priorizar los interrogatorios (porque la mayoría de los detenidos no posee información valiosa o actualizada) a centrarse en las detenciones indefinidas. En los próximos meses habrá un cambio de centro de interrogación a uno de detención a largo plazo, explica durante una entrevista telefónica el subcomandante Alvin Plexico. "La duración no la sabemos, pero tenemos la responsabilidad de prepararnos a largo plazo, porque la guerra contra el terrorismo es a largo plazo".

El plan del Pentágono incluye la construcción del Campo Seis -un nuevo módulo para 200 reclusos-, y de un centro psiquiátrico, así como la creación de una guardia permanente con 324 efectivos que sustituiría a la actual, formada en su mayoría por reservistas. El proyecto, con un coste de 27 millones sin contar los salarios, deberá ser aprobado antes por el Congreso, donde ya ha encontrado resistencia, entre otros del influyente senador republicano Richard Lugar.

Derechos humanos

El plan es también blanco de críticas de los grupos de derechos humanos, que desde que llegaron los primeros 20 capturados en Afganistán el 11 de enero de 2002 han calificado el penal como un limbo legal. Los recientes alegatos sobre 10 casos de abuso han dado peso a esos argumentos y a las peticiones para que le concedan a los cerca de 550 cautivos el derecho de apelar, reconocido el año pasado por un fallo de la Corte Suprema que ha constituido el mayor golpe a la doctrina de la Administración de Bush. Más de sesenta presos han presentado recursos de habeas corpus en tribunales civiles.

El Gobierno sufrió recientemente otra derrota cuando un juez declaró inconstitucional el tribunal militar que juzgaba al conductor de Osama Bin Laden por falta de garantías procesales. Ese fallo ha obligado al Pentágono a suspender los tribunales militares que se celebraban contra los únicos cuatro acusados hasta el momento.

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