Una auditoría revela deficiencias en el programa de la ONU para Irak
El escándalo en el programa Petróleo por Alimentos para Irak volvió ayer a cobrar fuerza después de tres semanas de tregua por la catástrofe del tsunami. Paul Volcker, encargado de investigar el presunto fraude, acaba de publicar 58 informes que integran una auditoría interna de la ONU en los que se ponen de manifiesto una serie de deficiencias administrativas y se critica a sus gestores. Pero no se habla de ilegalidades o de corrupción.
Los informes pretenden ser "una instantánea" sobre cómo funcionaba el programa humanitario creado para asistir a los iraquíes durante los años del embargo y analizar la reacción de la ONU ante los fallos que iban aflorando. Se trata de documentos técnicos en los que no se sacan conclusiones sobre el alcance político del escándalo, en especial para el secretario general de la ONU, Kofi Annan, aunque se levantan pequeñas piedras que podrían dañar más la imagen de la organización.
Los auditores han identificado problemas de gestión del programa -dotado con 60.000 millones de dólares-, pero en ningún caso se hace referencia a ilegalidades. Por ejemplo, se explica que los controles internos de la ONU no evitaron que los contratistas cobraran más de lo estipulado o que las entregas de los productos se realizaban conforme a lo previsto, junto a otros deslices menores. Ningún empleado es acusado de corrupción.
Los 58 informes han sido revisados ya por el equipo de investigación que encabeza ex presidente de la Reserva Federal Volcker, y han sido entregados a las comisiones del Congreso de Estados Unidos, que en paralelo están examinando el alcance real del fraude. Paul Volcker tiene previsto hacer público un primer informe interino en "varias semanas".
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