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Reportaje:

Ajustes de cuentas sangrientos

Un asesinato el pasado miércoles eleva a cuatro las muertes en una guerra de bandas en Tarragona

El pasado miércoles,Luis Rodríguez Cruz, residente en Reus (Tarragona), fue secuestrado frente a su casa, llevado a la fuerza hasta un descampado en El Vendrell, tiroteado y quemado. Era el último episodio, de momento, en una serie de crímenes que empezó hace casi un año, el 25 de enero pasado, con la muerte de Ángel Córdoba y que la policía sospecha que pueda responder a un ajuste de cuentas. En total, cuatro personas han muerto y una fue herida grave. Todas las agresiones se han producido en la provincia de Tarragona.

Córdoba, el primer asesinado, era un joven gitano del barrio de Sant Cosme de El Prat de Llobregat (Barcelona) que había trasladado su negocio de tráfico de drogas a Reus y Tarragona, una invasión de territorio que las bandas locales no perdonaron. Apareció muerto, tiroteado, machacado a golpes de piedras y palos en una cuneta de Pradell de la Teixeta (Priorat).

La motocicleta se paró junto al coche, y uno de los motoristas disparó varias veces

La policía detuvo a tres de los presuntos autores de su muerte: uno está en prisión y otro huido y en paradero desconocido. El tercero, Manuel García Biesca, fue la primera víctima de la venganza, mientras disfrutaba de la libertad condicional dictada por el juez. Un motorista con el casco puesto le tiroteó el 28 de agosto en pleno día en el portal de su vivienda, en Vila-Seca.

La siguiente víctima fue Juan Carmona. Estaba amenazado. Había recibido avisos para que huyera, pero no hizo caso. Una tarde del pasado 24 de octubre, Carmona y un amigo viajaban en su BMW. Al llegar a un semáforo, una motocicleta de gran cilindrada se paró junto al coche y uno de los motoristas, el que iba de paquete, sacó una pistola y disparó varias veces. Carmona murió y su amigo acabó con la arteria humeral reventada.

La agresión se produjo en la céntrica plaza Dels Carros, en Tarragona. Multitud de personas circulaban por este lugar. Algunos de los testigos aseguraron que los autores de los disparos eran rubios y parecían eslavos. La policía cree que podría tratarse de sicarios contratados, originarios de la Europa del Este.

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Antes, Carmona ya había sufrido varios intentos de acabar con su vida. En una ocasión le dispararon en plena calle y, en otra, acribillaron el coche que conducía. Se sabía en peligro, pero por los motivos que fuera no quiso huir.

La muerte de Carmona no cerró el capítulo. El pasado miércoles fue hallado quemado en El Vendrell el cuerpo sin vida de Luis Rodríguez Cruz, vecino de Reus y hermano del único detenido que sigue en prisión acusado del asesinato de Córdoba. Antes de rociarle con un producto inflamable, Rodríguez fue tiroteado en un crimen cuya violencia recuerda la utilizada contra Ángel Córdoba, el asesinato desencadenante del posible ajuste de cuentas. En ambos casos hubo ensañamiento y los dos cuerpos aparecieron abandonados junto a la carretera.

Fuentes de la investigación aseguran que Córdoba traficaba con droga, pero no "trapicheaba", sino que movía cantidades considerables.

Quizás ése es el motivo por el que, con tres muertos después de él, los investigadores ya no están seguros de que se trate de una simple venganza y prefieran hablar de un "ajuste de cuentas" entre bandas, como suponían al principio, además de sospechar que pueda haber también deudas impagadas.

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