La policía israelí detiene a Barguti unas horas en la Ciudad Vieja
El candidato independiente, al que los sondeos otorgan el 20% de los votos, provoca su arresto tras un acto electoral
Mustafá Barguti, de 51 años, médico de profesión, candidato independiente a las elecciones presidenciales palestinas y máximo rival del oficialista Mahmud Abbas, cerró ayer su campaña con un acto teatral: se hizo arrestar durante unas horas por la policía israelí en Jerusalén Este. Era su cuarto incidente con las fuerzas policiales israelíes y su segunda detención desde que hace dos semanas se iniciara la campaña a las elecciones presidenciales.
El propio Barguti había invitado pocas horas antes de su arresto a la prensa internacional a efectuar con él un paseo por la ciudad vieja de Jerusalén, con la intención de hacer propaganda en esta parte de la ciudad. Barguti era consciente de que el acto iba en contra de las consignas impartidas por el Gobierno de Israel, que ha tratado de impedir que los candidatos palestinos hagan proselitismo político en la ciudad.
"Están ustedes deteniendo a un candidato presidencial", explicó Barguti mientras era aprehendido en la Puerta de los Leones y trasladado al cuartel principal de la policía, el Complejo Ruso. De nada sirvieron sus excusas diciendo que en realidad iba a rezar en la Explanada de las Mezquitas. A media tarde, tras prestar declaración, el líder palestino fue puesto en libertad.
Con este acto, mezcla de exhibicionismo y espíritu de resistencia, Barguti intentaba ganar simpatías para superar el 20% de intención de votos que le dan los últimos sondeos oficiales, la mitad del porcentaje que el propio candidato ha calculado que obtendrá el domingo. El equipo de Barguti también ha estimado que Mahmud Abbas puede llegar a obtener el 46% de los votos. El resto, serían indecisos.
"Represento esa mayoría silenciosa palestina, aproximadamente la mitad de la población, con la intención de que no esté callada nunca más", había afirmado Barguti, para asegurar, a continuación, que se considera también portavoz de una "coalición democrática fuerte".
Barguti se presenta en esta campaña como candidato de su propio partido, la Iniciativa Nacional Palestina, aunque en los últimos días ha ido sumando el apoyo de otras organizaciones y fuerzas políticas, la más destacada es la del Frente Popular para la Liberación de Palestina, que lidera Ahmed Saada, actualmente encarcelado en Jericó por su supuesta implicación en el asesinato del ministro de turismo israelí, Rehavam Zeevi.
"Respeto el derecho del pueblo palestino a oponerse a la ocupación israelí, aunque la solución a este conflicto debe encontrase en un proceso de negociaciones", ha venido afirmando este líder palestino, rehuyendo de este modo pronunciarse sobre la lucha armada propugnada por las formaciones radicales, algunas de las cuales lo ven a él con buenos ojos. Barguti ha elaborado una ambiciosa "agenda presidencial", en la que contempla como primeras acciones en caso de victoria la convocatoria inmediata de las elecciones legislativas, el nombramiento de un primer ministro que represente a la mayoría parlamentaria, la reestructuración de las fuerzas de seguridad, la convocatoria de una conferencia internacional de paz (similar a la celebrada en Madrid) y la declaración de un alto el fuego, de acuerdo con las facciones y milicias, siempre y cuando los israelíes dejen de disparar.
La probable derrota electoral no parece amedrentar ni desanimar a Barguti, que está dispuesto a convertirse en el "líder de la oposición". Es consciente que nada puede hacer frente a la fuerza del candidato oficial, Mahmud Abbas, quien cuenta en su favor no sólo con el apoyo de la comunidad internacional, sino también la fuerza considerable de la maquinaria política del partido Al Fatah, que en muchas ocasiones se confunde con la propia Administración palestina.
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