Sant Pol de Mar se queda íntegro el 'gordo' de la lotería del Niño
El segundo premio fue a Cistierna, en León
Alegría e incredulidad, risas eufóricas y llantos de emoción, besos, abrazos y litros de cava. Con esta explosiva mezcla de sentimientos celebraron ayer los vecinos de Sant Pol de Mar, población costera situada al norte de Barcelona, el regalo que les dejaron los Reyes Magos: el número 56.139, agraciado con el gordo del Niño, lo que supone un premio de 57,6 millones de euros. Fue vendido íntegramente en una administración situada en el centro de la localidad.
"Todavía no me lo creo", decía Maria Rosa Nualart, la lotera que ha repartido la suerte entre sus vecinos. "Nunca había dado ningún premio. Cada año veíamos cómo tocaba la lotería en los pueblos vecinos y pensábamos que nosotros no teníamos suerte". Regenta, desde 1987 y junto a su marido, la única administración de lotería que hay en Sant Pol. La espera ha sido larga pero ha valido la pena. Casi sesenta millones de euros se repartieron ayer entre muchos de los vecinos de esta pequeña localidad costera, de tan sólo 4.500 habitantes. Nualart vendió por ventanilla 35 de las 40 series del número 56.139. "La mayoría de gente se llevaba uno o dos décimos", explicó, lo que ha contribuido a repartir el premio entre muchos afortunados.
Incluso el alcalde, el nacionalista Manuel Mombiela, se ha llevado un pellizco del premio. "Estoy muy contento por mí, pero sobre todo por la gente del pueblo, porque ha sido un premio muy repartido. Lo mejor es que ha tocado a mucha gente", celebraba el edil. Este resaltó que la localidad, a pesar de estar cerca de la zona turística del Alto Maresme, no dispone de plazas hoteleras ni discotecas y que sus habitantes son en su inmensa mayoría empleados. "Mucha gente trabaja fuera y esta inyección de dinero puede animar la economía local y hacer que vuelva a Sant Pol, donde hay muchas segundas residencias", explicó el alcalde.
La presencia de veraneantes de Barcelona ha extendido el premio fuera de los límites del municipio. Éste es el caso de José Luis Otero, que compró tres décimos, uno de los cuales era para su hermana de Barcelona, la responsable del bar de la facultad de Bellas Artes.
Como muchos de sus vecinos, Mombiela piensa compartir su premio -160.000 euros por un décimo- con su familia. "Lo repartiré entre mi hijo y mis nietos", explicó, no sin una cierta tristeza, al recordar que hace tan sólo un mes que perdió a su hija.
"Una vez, hace 12 años, me tocó un premio de la ONCE y me compré este abrigo", explicaba Maria Rosa Vergés, mientras mostraba su chaquetón. "Ahora renovaré a mi marido", añadió entre risas. Otro vecino, Albert Hernández, no salía de su asombro. "Yo nunca juego a la lotería del Niño, sólo compro décimos en Navidad, porque soy supersticioso, y como nací el 22 de diciembre creo que me traerá suerte", explicaba emocionado. Otros, como Teresa Tàrrega, ven en este premio la solución definitiva para la hipoteca del piso. Maria Carme Perich ya piensa en hacer un viaje con el dinero que le quede después de repartir el premio entre su familia.
María Socorro Rodríguez, dueña de la administración de lotería de Cistierna (León), repartió las 40 series del segundo premio, correspondiente al número 81.534: 32 millones de euros. Dos series fueron vendidas en ventanilla, mientras que el resto fueron a parar al bar Huelde, del pueblo cercano de Crémenes, y a la librería Ana, en Puente Almuey.
El mesón Pablo, de Cistierna, repartió seis series, alrededor de 700 millones de las antiguas pesetas, que fueron a parar a familias del lugar, sobre todo prejubilados mineros. Cistierna es un pueblo de poco más de 4.000 habitantes, antesala de los Picos de Europa, donde ha hecho mella la reconversión minera.
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