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Piqué asegura que el 'plan Ibarretxe' no hace peligrar la presencia del PP en la ponencia del Estatut

El presidente popular, preocupado por las reacciones de sus correligionarios del resto de España

El PP catalán no renuncia a mantener y reforzar sus señas de identidad incluso en medio de ese gran oleaje llamado plan Ibarretxe que tanto agita a sus correligionarios del resto de España. El presidente regional de los populares catalanes, Josep Piqué, declaró ayer a Efe que su partido no "radicalizará posiciones" durante el proceso de reforma del Estatut "salvo para defender la Constitución y el modelo de convivencia y estabilidad institucional con el que tan bien nos ha ido estos 25 últimos años". De esta manera, el líder catalán del PP garantiza la presencia de su partido en la ponencia que redacta el Estatut.

Piqué tranquilizó así a quienes alertan de que los populares pueden derivar hacia posturas extremas en el proceso abierto en Cataluña una vez que la Cámara vasca ha aprobado el plan Ibarretxe y señaló: "Se equivoca quien piensa que seremos cómplices con posicionamientos de ruptura".

Piqué, con todo, admitió sentirse "preocupado" por que "la provocación constante" que, a su juicio, desarrolla Esquerra Republicana "en el debate político" tenga "demasiado eco en determinados ámbitos, incluidos los del PP".

No obstante, con la "autonomía" que le da ser el presidente regional del PP en Cataluña, Piqué aseguró que el plan Ibarretxe "no tiene por qué interferir" en la reforma del Estatuto catalán ya que "son dos planteamientos muy diferentes". Los mecanismos contrapuestos de reforma estatutaria en el País Vasco y Cataluña han sido elementos que el PP catalán ha manejado ante la dirección del partido de la madrileña calle de Génova para participar en la redacción del texto.

Ataques a CiU y ERC

Apenas una semana después de las elecciones del 14-M, los populares catalanes abrieron la puerta a participar en la ponencia redactora del Estatut, a lo que se habían negado desde la constitución del Gobierno tripartito catalán, que precedió a la campaña de las generales. Los populares catalanes han aceptado que el índice de materias del nuevo texto hable de "nación catalana" para referirse a Cataluña, expresión que no fue del agrado de la dirección nacional del PP. Con todo, la cúpula del partido guardó un discreto silencio, que se interpretó como un apoyo tácito a la autonomía del líder regional catalán.

Piqué, desde Cataluña, mantiene la línea ortodoxa respecto a Madrid en cuanto a culpar a los nacionalistas catalanes -más a Esquerra Republicana que a sus ex aliados de CiU- de la radicalización de la situación política. Ayer el presidente del PP catalán no desaprovechó la ocasión para lanzar pullas a ambas formaciones. "El problema puede venir de que determinados partidos que son socios parlamentarios de los socialistas tanto en Cataluña como en España, particularmente ERC, quieran hacer del proceso catalán algo similar al plan Ibarretexe". En este sentido, Piqué se refirió a la postura "incomprensible" de CiU en su apoyo al PNV y apuntó que "si Jordi Pujol continuase siendo el responsable, CiU ya hubiese dicho con toda claridad que el planteamiento de Ibarretxe es anticonstitucional, ilegal e ilegítimo".

"La radicalidad la introducen aquellos que quieren romper con el actual modelo, el pacto constitucional, romper en definitiva con España", insistió Piqué, quien agregó: "Ya estamos acostumbrados a la confusión ideológica en el seno de CiU", después de episodios como el de su posicionamiento ante la Constitución europea. En cuanto a ERC, Piqué instó a los presidentes de la Generalitat y del Gobierno a "desautorizar las gravísimas" afirmaciones del secretario general de los republicanos, Joan Puigcercós, quien dijo hace unos días que el plan Ibarretxe era un "entremés" de la reacción que suscitaría en Madrid el Estatut. "Son comidas diferentes", puntualizó Piqué.

El líder del PP también ha descalificado las críticas vertidas por el primer secretario del Partit dels Socialistes (PSC), José Montilla, quien dijo que el PP "está retomando la estrategia de la antigua Alianza Popular, basada en el hostigamiento contra el Estado de las autonomías y el desarrollo estatutario, con cierto regusto a nacionalcatolicismo". Según Piqué, "el principal miedo que ha de tener Montilla es hacia su propio partido y el Gobierno de España, respecto a su fortaleza y firmeza de convicciones ante la situación creada por el plan Ibarretxe" y "su capacidad para defender la Constitución". El dirigente popular recordó a Montilla que ha sido tras nueves meses de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cuando el lehendakari ha presentado ante las Cortes su plan soberanista, frente al cual cree que se ha de actuar "por la vía política y judicial". Además, Piqué entiende que es un "síntoma de debilidad" que Rodríguez Zapatero vaya a recibir al lehendakari para tratar sobre su "plan ilegal y anticonstitucional", sobre todo porque "lo hará antes de hablar con el principal líder de la oposición", Mariano Rajoy.

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