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Entrevista:JOSÉ ANTONIO | Director del Ballet Nacional de España

"La profesión debe mirarse por dentro"

El bailarín y coreógrafo José Antonio (Madrid, 1951) ha vuelto a la dirección del Ballet Nacional de España. Había sido su director artístico desde septiembre de 1986 a noviembre de 1992, pero su vinculación a la compañía en calidad de primer bailarín y coreógrafo data de su etapa fundacional. Ésa es su casa natural y ahora se le ve entregado a las duras tareas de enderezar la compañía titular española hacia lo que él llama "recuperar el rigor y la estatura que merece". Como casi siempre, José Antonio está haciendo muchas cosas a la vez: repone algunas de sus obras para el inicio, en abril, de su temporada madrileña en el teatro de la Zarzuela, crea la coreografía para el filme de Carlos Saura sobre la Suite Iberia, de Albéniz, y ultima los detalles para la gira que llevará al BNE a Jerez en febrero, y en marzo, a Hong Kong.

"La verdadera fusión no se debe notar ni debe ser un signo de modernidad aparente, sino de conciencia en el criterio artístico"
"La zapatilla y las castañuelas de la Escuela Bolera siempre dan pánico, pero ése es el deber moral de esta compañía"

Pregunta. ¿Qué acogida ha tenido por parte de los bailarines al volver al puesto de director?

Respuesta. Estupenda. No puedo decir otra cosa. La gente está trabajando muchísimo, hay ya un buen ambiente interno y les encuentro abiertos a las nuevas directrices. Aquí ya hay de nuevo clase de ballet todos los días y clases de flamenco con Fernando Romero; y lo mejor es que viene todo el mundo.

P. ¿Y con los sindicatos?

R. Mi objetivo es beneficiar al BNE, que recupere su rigor. No voy en contra de nadie y espero que los sindicatos tengan los mismos intereses. La explotación no debe existir ni de arriba abajo, ni de abajo arriba.

P. ¿Hará ajustes de plantilla?

R. Lo que quiero es que aquí estén las personas que puedan aportar algo; me da igual que lleven más o menos tiempo. Es lógico que haya que ajustar los niveles. Numéricamente, la plantilla está bien. No por ser más grande es mejor una compañía. Se trata de cómo se usan los elementos.

P. Pero en el BNE hay ahora una notoria falta de primeras figuras.

R. Es cierto. Yo he traído a algunas personas que antes han colaborado conmigo, gente que tiene mucho que decir. Y espero que vengan más, las buscaré. Hacen falta figuras, si bien es verdad que primero hay que fortalecer el nivel del conjunto, reelaborar una línea estética. El BNE además debe contar siempre con los emblemáticos como invitados. Todo a la vez no se puede hacer, pues eso crearía confusión y puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Quiero llevar una línea específica que abarque todo el universo de la danza española (ya lo hacíamos desde los tiempos de María de Ávila). Aquí se acabaron esos programas de batiburrillo y mezcolanzas. No los haré, y por eso mis luchas ahora con los empresarios contratantes para hacer programas dignos.

P. En las etapas anteriores a usted ha habido estrenos muy controvertidos. ¿Qué hará con ellos?

R. Ya lo sé. Hay cosas que pueden estar bien en otro contexto de experimentación o de compañías privadas, pero no dentro del BNE. Y repito: ahí está la gran riqueza de la danza española en toda su extensión y matices: a eso nos debemos.

P. Supongo que eso es lo que le hace retomar su obra Aires de Villa y Corte, una recreación de la Escuela Bolera.

R. Apuesto por lo que pueda enriquecer. Últimamente se han usado malos tópicos y lo que se pretendía novedoso era simplemente inútil. Recreo la Escuela Bolera sin arqueología: ése es su valor. Me llena de alegría ver de nuevo a la compañía en zapatillas. La compañía baila bien, pero hay que exigirles más, hacerles de nuevo la conciencia de que todo no se puede bailar igual. Eso hay que preservarlo: los estilos son la base. La zapatilla y el palillo [castañuelas] siempre dan pánico, pero ése es el deber moral de esta compañía.

P. Usted mantenía una estrecha relación con Antonio Gades, y de hecho le cedió Bodas de sangre para que la representara cuando dirigía la desaparecida Compañía Andaluza de Danza.

R. Voy a tratar de que ahora Bodas de sangre se integre en el repertorio del BNE. Éste es el sitio de esa obra, es parte de nuestra historia fundacional. Lo justo es que esté aquí y se represente. También mantendré Fuenteovejuna, tenemos los derechos hasta 2006. Y este año le hago un discreto homenaje a Gades: el calendario 2005 de la compañía lo lleva en la portada bailando la farruca y todas las fotos interiores son de Fuenteovejuna.

P. Hablando de repertorio: ¿qué hará con esas obras que ha heredado y que se estrenaron en los últimos tiempos?

R. Mantendré lo que tenga un valor y retomaré otras como Ritmos y Danza y tronío, que tienen un valor emblemático como repertorio histórico, y que se ha demostrado que siguen funcionando cuando se bailan.

P. ¿Qué postura tiene ante la fusión y ese rasero igualitario que invade a la escena del baile español?

R. Hay muchas incorporaciones sin criterio, y cosas que han deslumbrado en su momento y que luego han perjudicado con una nefasta influencia sobre los que empiezan. No se trata de unirse inconscientemente al carro de lo que se lleva. La verdadera fusión no se debe notar ni hay que señalarla. No debe ser un signo de modernidad aparente, sino de conciencia en el criterio artístico. Estamos en una época muy frívola, con cánones mediáticos. Yo he sido innovador sin epatar. Ese flujo renovado debe partir del deseo creativo, no de salir en las revistas.

P. Lo ve usted muy negro...

R. El momento es crucial: la profesión debe mirarse por dentro, reconocer a maestros y raíces, su poso verdadero, lo que da camino escénico, dejar lo falsamente novedoso y buscar lo honestamente artístico; pensar en el público de una manera no mercenaria y, más que exigiendo aplausos, dándoles cultura a través de la danza.

P. El baile español actual abusa de las amplificaciones mecánicas, las percusiones ajenas, el taconeo. ¿Tiene remedio?

R. Son maneras de atraer la atención del público por la vía rápida. Otra cosa es atraer con un braceo o un giro o una pose. La amplificación del suelo, por ejemplo, hace estragos; se ha elevado el nivel sonoro en bloque, lo que es contranatura de la danza, indiscriminado, sin matices.

José Antonio, director artístico del Ballet Nacional de España, retratado ayer en la sede madrileña del conjunto.
José Antonio, director artístico del Ballet Nacional de España, retratado ayer en la sede madrileña del conjunto.CLAUDIO ÁLVAREZ

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