La vida, esa galerna

Derivando ya a los cuarenta años, y viendo la muerte tan cercana, sabiendo que la vida no es más que una galerna, una singladura en la que hay que navegar, José Fernández de la Sota (Bilbao, 1960) ha dividido su última libro de poemas, Material de construcción, en dos partes: Declinatorio, un instrumento que mide el plano horizontal y Nivel, con el que se mide el plano vertical. Dos instrumentos para volver la mirada atrás, para comenzar la lectura de este poemario, sabiendo desde la cita primera, desde ese terrible poema de Ferraté, que estamos ante memoria y olvido.

Es posible que el avatar vital del poeta haya tenido mucho que ver en el encuadre biográfico del libro. Pero la autobiografía se vuelve lenguaje, uno de los más esenciales que José Fernández de la Sota nos ha dejado en su poesía. Esencialidad de la palabra, que se reúne en visión clara, sobre todo, en la segunda parte.

Blas de Otero y Gabriel de Aresti siguen estando presentes como poetas tutelares en esta creación. Pero se ha dado voz a otros poetas de la contemporánea poesía vasca (Apodaca, Iribarren, Irazoki), tres voces de lo pequeño y de la experiencia cotidiana.

Y cuando parece que el tiempo se va a detener, la palabra poética de José Fernández de la Sota, desde la mirada atenta, desde ese ojo abierto en la casa cerrada, se "echa a amar", como una forma de creación de un mundo personal pero, por existencial, nuevo y creado en la palabra. Los materiales de construcción de este libro, metáfora clave en la creación de una vida propia y única, son las breves estampas de una vida y una ciudad, pero también de un hospital y de una conciencia atenta a la universalidad de los sentimientos.

José Fernández de la Sota: Material de construcción. Hiperión. Madrid. 2004. 84 páginas.