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Reportaje:PERSONAJE

Para las urgencias, 'El Flaco'

César Luis Menotti, de 66 años, se hace cargo del histórico Independiente de Avellaneda dispuesto a evitar "el desastre" del descenso

La tercera aparición de César Luis Menotti como entrenador en el histórico Independiente de Avellaneda, el club con más títulos internacionales del fútbol argentino, indica que comienza a revertirse la tendencia de dar oportunidades en la conducción a ex jugadores de la casa, sin experiencia pero baratos. El aporte de los viejos maestros es fundamental para dar el último toque de horno a los jóvenes que se forman sin modelos a la vista y sin conciencia del estilo y la historia del deporte que representan.

El mítico Flaco Menotti, de 66 años de edad, campeón de la Liga con el Huracán en 1973 y del mundo con Argentina en 1978; ex del Barcelona, el Atlético de Madrid, el Boca Juniors, el River Plate, el Peñarol, la Sampdoria y la selección mexicana, entre otros equipos, ocupa esta vez el cargo vacante desde que renunciara el ex sevillista Daniel Bertoni.

En los últimos años, Menotti siempre es convocado con carácter de urgencia cuando la crisis económica es devastadora y los clubes ya no pueden vender a ninguna figura porque no la tienen ni la forman y están a punto de ir a la quiebra. En 2003 acudió a socorrer al Rosario Central, en el que se inició como jugador, cuando los directivos le llamaron para evitar su descenso a Segunda. Joan Gaspart le consultó también qué hacer con el Barça en su época presidencial.

Dice Menotti estar acostumbrado a que siempre le pongan alto el listón: "La primera vez que me llamaron, el Independiente estaba en el puesto 14º y quedamos los segundos. Cuando fui al Boca, el club no tenía ni para pagar la luz. Es así; al menos, conmigo. Nunca me llaman para desarrollar con recursos un proyecto de medio plazo. Siempre es para evitar el desastre. Luego, cuando se corrige el rumbo del barco, ya todos opinan nuevamente y se sienten con derecho a decidir cómo se sigue. O te venden de un día para otro, sin consultarte, los futbolistas que tanto costó conseguir y formar. Eso me pasó la segunda vez que estuve en el Independiente. Por eso me fui".

El Flaco se dedicaba ahora a trabajar de jueves a domingo en un campo de su propiedad, fuera de Buenos Aires, y el resto de los días en su oficina de la ciudad, donde oficia de consultor permanente, discute, ve partidos por televisión y prepara apuntes para escribir un nuevo libro. Los miércoles por la noche, como de costumbre, su esposa salía a cenar con sus amigas y él con los amigos de siempre: si elegían carne a las brasas, en La Brigada, de San Telmo; si preferían pastas, en Piégari o en Il Matterello, el pequeño restaurante italiano del barrio de La Boca al que también va cada noche Joan Manuel Serrat cuando pasa por aquí. Ya no pensaba trabajar. Pero el Independiente, con un pasivo de 15 millones de dólares, corre el riesgo de bajar a Segunda, no tiene jugadores destacados que vender y vive un clima interno de enorme tensión política. Entonces, el empresario de turno, Julio Comparada, presidente del club cuando se celebren las elecciones, en abril, corrió a buscarle.

Y es que, en medio de ambiciones galácticas, de comisiones astronómicas, de intermediarios extraterrestres, de ladrones universales y de fondos de origen criminal que sobrevuelan el mundo del fútbol como buitres planetarios, Menotti es uno de los pocos técnicos que todavía se dedican a decir y defender ideas como las siguientes: "Los grandes negocios se están devorando los tiempos del fútbol y para que el fútbol sea negocio hay que manejar sus tiempos. Los jugadores deben entrenarse, ensayar, competir y descansar. Si esto no se cumple, el entrenador empieza a tener una enorme dependencia del azar. Los títulos no se ganan a golpe de talonario. Si esto fuera así, el Madrid no estaría tan lejos del Barça. No podemos tener ni un equipo que sea una exhibición de toques ni uno vertical que suponga que los partidos se ganen de arrebato. Yo quiero uno de elaboración, que sepa jugar al fútbol. Hay que empezar siempre por ahí, porque hay algunos que juegan a otra cosa. Claro que les puede ir bien, pero prefiero que mi equipo juegue al fútbol".

César Luis Menotti.
César Luis Menotti.MEXSPORT

Escuchar a los sabios

Todos coinciden: el torneo Apertura, que el Newell's Old Boys, entrenado por Américo Gallego, ganó con la menor cantidad de puntos y el peor promedio del decenio, fue muy malo. Las figuras de 20 años o menos se fueron o están a la venta a precios de saldo. Por el goleador, Lisandro López, del Racing de Avellaneda, piden cinco millones de euros. Con cuatro se lo llevarán.

El mercado reclama a los jugadores carácter, el orgullo de ser quienes son, la historia que representan, el talento natural, la improvisación genial y las actitudes políticamente incorrectas dentro del campo, capaces de subvertir el orden impuesto por los técnicos de diseño de las Ligas europeas. Pero eso sólo se conseguirá si los pibes escuchan a los viejos sabios, como el propio Menotti o don Ángel Zoff, preparador del Rosario.

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