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Entrevista:GURUTZ JÁUREGUI | Catedrático de Derecho Constitucional

"No es fácil la posición de los que no pertenecemos a ninguna tribu"

Gurutz Jáuregui (Urretxu, 1946), catedrático de Derecho Constitucional, dejó hace treinta años el activismo político que marcó su vida durante la dictadura, para dedicarse a la investigación y a la docencia. La suya ha sido una labor callada, centrada fundamentalmente en la democracia y el nacionalismo, que en 2003 fue reconocida con el Premio Eusko Ikaskuntza y ahora, con el Euskadi de Investigación en Ciencias Sociales. Cuando se hizo esta entrevista aún no se había aprobado el plan Ibarretxe.

Pregunta. ¿Que opina del plan Ibarretxe?

Respuesta. Lo que me preocupa no es tanto el contenido, como la ausencia de consenso. Un cambio profundo de las bases de convivencia de un país exige de un acuerdo amplio que en este momento no existe. Pero lo mismo ocurre con la propuesta que ha presentado el PSE-EE. Sé que soy un ingenuo de la política, pero pienso que habría que establecer un diálogo entre esas posiciones para tratar de sacar adelante un plan que concite el acuerdo de una gran mayoría.

"La entrada de los socialistas supuso un elemento taumatúrgico muy positivo desde el primer día: rebajó mucho la tensión política"
"Me da la sensación de que la propuesta de Otegi es de mero consumo interno. Carece de credibilidad para la resolución del conflicto"

P. ¿Entre PNV y PSE-EE?

R. Más que entre estos partidos, entre dos grandes sensibilidades; la nacionalista vasca y la que piensa que es compatible lo español con lo vasco. Pero soy consciente de que algo así no será posible, por lo menos, hasta pasadas las elecciones autonómicas. Habría que seguir la línea catalana en cuanto a la forma. Luego, el contenido se puede discutir de todo.

P. ¿Cree justificado el rechazo visceral que produce el plan del lehendakari?

R. Comprendo que los no nacionalistas rechacen, sobre todo, sus grandes principios. Pero si hubiese tenido un contenido nacionalista menos duro, tal y como están las cosas, hubiese suscitado el rechazo de los mismos. Es necesario un cambio de cultura política. La democracia es disenso, pero es disenso previo consenso, por lo menos sobre las reglas del juego y el respeto mutuo.

P. ¿Y en Euskadi no lo hay?

P. Parece que existe respecto a materias como el terrorismo, con la excepción de Batasuna, claro. Pero habrá que llegar a un acuerdo sobre un tema tan importante como ¿Euskadi con España o sin España? Habrá que definir más la postura ante el euskera... La democracia implica una posición dura, fuerte. Ahora bien, no se puede deslegitimar porque sí el gobierno o las elecciones, que es lo que ha pasado con Ibarretxe. Aznar pretendió cuestionar su derecho a presentar un proyecto. ¡Pero si es la obligación de un Gobierno! Otra cosa es la postura de Zapatero, que dice: 'El lehendakari tiene derecho a plantear el proyecto. Vamos a cuidar que sea acorde con los medios que establece la Constitución. Ahora bien, estamos en desacuerdo con el contenido'.

P. ¿La llegada del PSOE al Gobierno puede facilitar una solución al conflicto del País Vasco?

R. No me gusta ser profeta, pero su entrada supuso ya un elemento taumatúrgico muy positivo desde el primer día: rebajó mucho la tensión política. Zapatero tiene un talante novedoso, diferente. Evidentemente, existen discrepancias profundas. Pero donde hay actitud de diálogo siempre es más fácil la resolución de problemas.

P. ¿Siempre por el diálogo?

R. La democracia es diálogo. Diálogo, entiéndase, entre partidos políticos democráticos. Y aquí falta esa cultura.

P. Vista la situación que vive Batasuna, ¿sigue siendo crítico con la Ley de Partidos?

R. Desde el punto de vista de la democracia, en España constituye un claro retroceso. ¿Desde el práctico-estratégico?, no lo sé; quizá ha resultado efectiva en el debilitamiento de Batasuna y su mundo. Pero no podemos olvidar que el objetivo fundamental de la democracia no es la eficacia sino, sobre todo, la búsqueda de la libertad y la igualdad. En mi opinión, es una ley excepcional que debería anularse o modificarse de forma inmediata. Y pongo un ejemplo. Cuando Bush plantea una posición unilateral de invasión de Irak al margen de los procedimientos establecidos por la ONU, utiliza como argumento la eficacia. Imaginemos que la invasión hubiese sido eficaz.; habría sido un desastre para los derechos humanos y los principios de la democracia.

P. ¿Cómo valora la propuesta de Otegi en Anoeta?

R. Quisiera creer que trata de convencer a sus militantes y a ETA de que ya no tiene sentido la lucha armada, pero me da la sensación de que es una propuesta de mero consumo interno que carece de credibilidad para la resolución del conflicto vasco. Sólo la tendría una oferta acompañada por el cese de las acciones armadas.

P. ¿Lo ve cercano?

R. Insisto en que no me gusta ser profeta.

P. Una vez que ETA desaparezca, ¿cuántas generaciones harán falta para la reconciliación?

R. Siendo optimista, la generación de los niños que nazcan tras el cese de las armas. No se olvidaría, pero se convertiría en un asunto histórico. Evidentemente, siempre iban a estar ahí las familias de las víctimas.

P. ¿Las asociaciones de víctimas están allanando o dificultando ese camino?

R. Es muy difícil juzgar a una persona que ha sufrido el terrorismo en sus garras. En todo caso, pienso que las asociaciones de víctimas no pueden pretender monopolizar la agenda política, aunque deben estar con carácter prioritario.

P. ¿El 11-M ha cambiado la visión sobre la cuestión vasca?

R. Aznar pivotó toda su acción política entorno al terrorismo de ETA y además hizo una utilización descarada de este asunto, tratando de convencer a los españoles de que la banda, e incluso el nacionalismo democrático, eran el gran problema de España. Se ha demostrado que hay otros tan graves: el terrorismo islámico, la vivienda, el paro, la inmigración... El 11-M ha servido para relativizarlo.

P. ¿Cuanto se está ralentizando el desarrollo de la sociedad vasca por todo esto?

R. Muchísimo. Sobre todo, en lo que me parece más importante que es la integración social y la configuración de una sociedad vasca moderna y cívica, que no viva tanto mirando al pasado sino más al futuro.

P. Dicen que la moderación es virtud, pero quienes no se alían ni con unos, ni con otros, como el ex rector de la UPV, Manuel Montero, reciben por las dos partes.

P. Hoy no es fácil la posición de las personas que no pertenecemos a ninguna tribu, y yo me siento en esa situación. Este país esá construido en torno a compartimentos estancos y todo el mundo intenta encasillarte. Lo que se necesita es justo lo contrario, transversalidad.

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