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Nancy celebra el espejismo de su gloria con el rey Stanislas

La ciudad francesa tiene previsto realizar más de 300 manifestaciones artísticas

La ciudad francesa de Nancy, en el noreste del país, posee un importante patrimonio arquitectónico del siglo XVIII entre el que destaca la plaza Royale, concebida por el arquitecto Emmanuel Héré hace 250 años por encargo de su señor, Stanislas Leszczynski, dos veces elegido rey de Polonia y dos veces destronado. Stanislas es hoy evocado a través de una gran exposición que acoge, hasta el 21 de marzo, el Museo Lorrain.

Stanislas fue designado en dos ocasiones rey de Polonia -en 1704 y en 1733- y dos veces destronado, para luego acceder al trono del ducado de la Lorena en 1737, de acuerdo con las conveniencias de las grandes potencias de la época, sobre todo de Francia y de su monarca y consuegro, Luis XV.

La exposición en la que se evoca la figura de Stanislas (1677-1766) es la primera de las más de 300 manifestaciones que tienen como protagonista la ciudad de Nancy y ese singular Stanislas que recibió el ducado de la Lorena para transformarlo por espacio de 30 años en una auténtica capital cultural, refugio de pintores, escultores, filósofos y músicos, una nueva Atenas para Voltaire y su gran amiga Emilie Châtelet, por ejemplo, pero también para el ya citado Héré, para pintores como Jean Girardet, forjadores como Jean Lamour y músicos como Claude Seurat, de quien ahora se ha rescatado su Le Triomphe de l'humanité, una cantata en la que se glorifica a Stanislas y Luis XV.

De los escasos 30 años del periodo de Stanislas, Nancy sale más bella y mayor, y la Lorena hubiera podido heredar un gran número de edificios, ya sean palacios, iglesias y hospitales de no haber sido otras las intenciones de Luis XV al ofrecer el ducado a su consuegro. En efecto, al día siguiente de la muerte de Stanislas, Luis XV ordenó la destrucción de algunos de aquéllos, como esa Malgrange de la que Montesquieu escribe que "es la más singular de entre todas las casas, admirable como su jardín, un conjunto que transmite el genio de un rey con talento para hacer cosas únicas", o ese castillo de Lunéville con su jardín-teatro para 80 autómatas que quedó transformado en cuartel desde 1766. Para Luis XV, Stanislas fue un interregno que le permitió la definitiva anexión de la Lorena a la corona francesa y una vez consumada ésta ya no convenía dejar en pie los testimonios de la grandeza pasada.

La exposición presenta más de 120 obras muy diversas permitiendo revivir el clima intelectual y artístico de la época, así como el intríngulis político de la Europa del XVIII. Cada uno de los objetos -pintura, tapiz, reloj, pistola, pipa, mueble, silla de montar, etcétera- cuenta la realidad y el espejismo del Siglo de la Luces, de un paraíso que duraba lo que duraba la voluntad y el poder de un soberano.

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