Un año para recordar
Ha sido éste el año en que han estallado documentales políticos arrebatando a la ficción parte del protagonismo. También un año en que los efectos digitales han ido un paso más allá hacia el punto de convertirse en la superestrella del cine... aunque esto último sólo en Hollywood. Dos mundos opuestos. En uno se intenta filmar la verdad, y en el otro se manipula con maquinitas.
Michael Moore se ha llevado la palma de la notoriedad con su documental sobre Bush, pero otros muchos cineastas se han interesado igualmente por temas del presente y del pasado, sin el histrionismo habitual de Moore y tan bien como él. O incluso mejor. Cineastas de todo el mundo se han puesto en pie, esgrimiendo sus cámaras como un arma con el afán de entender algunas locuras de este jodido mundo. No se han conformado con las explicaciones de las teles ni de los discursos, y han salido a las calles a ofrecer las suyas propias, ya sea por causa de las hamburguesas, de la vida cotidiana de los amenazados de muerte, de la identidad de fusilados por Franco, de los campos de concentración que éste creó por todo el país, de los juicios a pederastas...
Los dibujos animados y los efectos digitales nos han transportado a mundos amables, y en ocasiones tan irreales que han llegado a convertir en muñecos digitales a actores de carne y hueso, o lograr que Laurence Olivier, fallecido hace 15 años, "actúe" ahora en Sky Captain y el mundo de mañana haciendo de malvado enemigo de la humanidad, el Dr. Totenkopf. Ya todo es posible.
Ha sido también un año de mujeres directoras: Coppola, Querejeta, Kidron, Jaoui, Campion, Vergés, Tedeschi..., y del retorno de aventuras épicas: Troya, El rey Arturo, La Pasión, y muy pronto el Alejandro Magno, de Stone, y El aviador, de Scorsese y Leonardo DiCaprio, que huele a merecidos Oscar... aunque la nueva película de Clint Eastwood, Million dollar baby, también ha arrancado elogios enfebrecidos: la veremos pronto. Por cierto, Scorsese ha tenido el arrojo de no utilizar efectos digitales que manipulen el rostro de quienes interpretan a Jean Harlow, Katharine Hepburn, Errol Flynn o Ava Gardner, lo que es de agradecer. Aún quedan gentes que se la juegan a cara descubierta. Y en el nuestro, con Mar adentro y La mala educación, entre otras. Pero también éste ha sido el año triste en que se nos ha ido gente admirada: Brando, Manfredi, Goldsmith, Pablo del Amo, Reeves, Fernández-Santos, Marinero, Ustinov... Brindaremos por ellos.
Babelia
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