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Sanidad investiga a una clínica acusada de "trato inhumano" a sus pacientes

El centro reconoce que le falta personal

Varias denuncias, la última presentada el pasado 10 de diciembre y firmada por 51 familiares de internos, han llevado a la Consejería de Sanidad a ordenar una inspección en la clínica SEAR, en la carretera de Colmenar Viejo. Los afectados denuncian que sus familiares "reciben un trato inhumano", "pasan horas nadando entre vómitos y excrementos", "rechazan la comida por mal preparada" y "no reciben la medicación adecuada". El hospital Ramón y Cajal determinó que un interno se hallaba "desnutrido" al acudir a sus urgencias. El centro admite que vive una "situación muy delicada".

"Nos falta personal. No encontramos a enfermeras y auxiliares que quieran trabajar aquí. Contratamos a siete enfermeras en noviembre y todas se han marchado. Prefieren hacer sustituciones de Navidad en la sanidad pública que trabajar con enfermos crónicos y terminales. Estamos intentando traer enfermeros de Colombia y Ecuador, pero la burocracia es muy lenta. Sanidad nos paga poco dinero y no actualiza el IPC. Recibimos unos 60 euros por paciente y día, cuando el coste real es entre un 5% y un 10% superior. Ni los hospitales públicos ni, muchas veces, las familias quieren responsabilizarse de unos enfermos que no vienen aquí a curarse, sino a morir o a pasar años en unas condiciones de deterioro físico y psíquico extremo. Recibimos lo que la sociedad no quiere ver ni cuidar y nadie nos ayuda. Eso sí, las críticas que recibimos son luego demoledoras".

Éste es el mensaje, "decepcionado y muy preocupado" que ayer lanzó Luis Tiemblo, director gerente de la clínica SEAR, centro que según sus propios responsables, vive una "situación muy delicada" ante la "imposibilidad de contratar al personal necesario para atender adecuadamente a los enfermos".

"Aquí hay gente extraordinaria, trabajadores y familiares, que llevan años entregándose en el cuidado y la atención de los enfermos. Pero adonde no podemos llegar, no podemos llegar. ¿Qué no lo estamos haciendo todo bien? Pues a veces es verdad. Pero ¿qué otra cosa podemos hacer?", se preguntó el gerente de la clínica.

Falta de financiación

El centro achaca sus problemas a la falta de financiación desde la Consejería de Sanidad y a la falta de personal. "Estamos haciendo todo lo posible para que cada unidad, que atiende a entre 20 y 35 enfermos, tenga un diplomado en enfermería y tres o cuatro auxiliares. Pero muchas están trabajando con menos personal, pese a que estamos haciendo todos los esfuerzos para contratarlo. Venga de donde venga", continuó Tiemblo.

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Un portavoz de Sanidad admitió que se han iniciado varias inspecciones en la clínica SEAR. Una de ellas, la última, tras la denuncia realizada y firmada por 51 de los 137 enfermos concertados por la sanidad pública que la clínica, con una capacidad de 330 enfermos, atiende a cuenta de los presupuestos del Gobierno regional.

"Anteriormente habíamos recibido otras dos denuncias de familiares de enfermos por supuestas deficiencias que estamos investigando. Éstas nos llegaron a través de la Defensora del Paciente de la Comunidad de Madrid, Margarita Retuerto", explicó este portavoz, quien añadió que los resultados de las inspecciones aún no están concluidos.

La última denuncia fue presentada ante Sanidad el pasado 10 de diciembre. En ella se acusa a la clínica de dispensar un "trato inhumano" a los enfermos, según un familiar.

"Denunciamos que las deficiencias que presenta la clínica son de todo punto inadmisibles", empieza la denuncia. En sus dos hojas de extensión, se incluyen las siguientes deficiencias: "Los enfermos pasan horas nadando entre sus excrementos y vómitos sin ser atendidos. Hay una desatención habitual. Los suelos pasan horas sin limpiar".

"Hay una carencia de material sanitario e higiénico, como pijamas, toallas, pañales, sábanas, cuñas... Los familiares tenemos que traer de nuestras casas jabón, toallas, medicamentos, pomadas y cremas hidratantes", continúa. "Las comidas están mal preparadas, lo que provoca el rechazo de muchos enfermos hacia ellas y quedan mal alimentados".

"Falta de rigor en la aplicación de las normas: está prohibido fumar, pero el personal sanitario y no sanitario fuma en todas partes". "Falta de aire acondicionado en verano y calefacción insuficiente y falta de mantas en invierno. En verano el ambiente es irrespirable, se suman los olores de los excrementos sin limpiar con el del sudor y los medicamentos".

"Por último, la falta de humanidad de buena parte del personal sanitario y no sanitario que, además de no cumplir con sus obligaciones, vejan a los enfermos", concluye la denuncia.

La clínica SEAR, situada en el kilómetro 16 de la carretera M-607 (carretera de Colmenar Viejo), es un centro privado dedicado a la asistencia de enfermos crónicos y terminales. Con una capacidad media de 330 camas, según su gerente, la Consejería de Sanidad es uno de sus principales clientes. En el último año, Sanidad ha derivado al centro 137 enfermos dados de alta en los hospitales públicos "porque no tenían familia que pudiera hacerse cargo de ellos, o porque éstos no podían atenderles adecuadamente en sus domicilios", según un portavoz de Sanidad.

Un enfermo "desnutrido"

M. M. G., un enfermo que permanece desde hace años en la clínica SEAR, fue ingresado el pasado 3 de diciembre en el hospital Ramón y Cajal. Allí, entre varias dolencias, los médicos le encontraron "desnutrido", según consta en el parte médico.

Para los familiares denunciantes, este dato es una nueva prueba "de la degradante situación que se vive en la clínica". "Lo peor no es que haya problemas, sino que da la sensación de que la SEAR no tiene ninguna intención de solucionarlos. El trato que dispensan a los enfermos es lamentable y a los que nos quejamos, nos están haciendo la vida imposible, a nosotros y a nuestros familiares, para que nos llevemos a nuestros familiares de la clínica. Varios de nosotros ya lo hemos solicitado, pero no hay ningún otro centro en Madrid donde podamos ingresarlos", se quejaron ayer los familiares de dos enfermos.

"Mi familiar, por ejemplo, está sujeto de manos y pies todo el día. Pues tiene problemas porque la sonda se le suelta. La clínica dice que lo hace él mismo, pero ¿cómo si está atado? Nos da la sensación de que ya están represaliando a los enfermos cuyas familias nos hemos quejado", continuaron.

Luis Tiemblo, gerente de la clínica SEAR, no admite estas acusaciones. "No podemos permitir que se ponga en duda la honestidad de unos trabajadores que están dando lo que pueden. Me refiero a los que llevan años trabajando aquí, no a los que los contratamos y nos abandonan en unas semanas cuando ven el tipo de enfermo que tenemos y los cuidados que requieren. Es cierto que falta personal; es cierto que no podemos limpiar a todo el mundo con la rapidez que quisiéramos; es cierto que los medios son escasos por falta de financiación. Admitimos todo esto, pero lo que nadie puede decir es que alguien esté haciendo su trabajo con mala fe o con la intención de perjudicar a un enfermo", conluyó el gerente de la clínica SEAR.

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