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Los Mossos d'Esquadra atribuyen el mortal accidente de la Ronda Litoral al exceso de velocidad

Un exceso de velocidad es la causa más probable del accidente que el lunes acabó con la vida de tres jóvenes en la Ronda Litoral. Las primeras averiguaciones de los Mossos d'Esquadra corroboran lo que ya habían apuntado varios testigos: que el vehículo superaba en mucho los 80 kilómetros por hora permitidos en la vía. Los agentes no han visto sobre el piso ningún resto importante de frenada, por lo que se da por seguro que el BMW 325 TD en el que viajaban se precipitó, tras un brusco giro de volante, contra la mediana que separa el trazado central de la Ronda Litoral del carril de salida, a la altura de Sant Adrià de Besòs (Barcelonès).

Todos los ocupantes del vehículo eran de Santa Coloma de Gramenet. El conductor, Sergi B. C., de 20 años; Francesc R. S., de 18, y Antonio F. N., de 19, quedaron aprisionados en el coche y murieron en el acto. Los Bomberos de Barcelona emplearon más de una hora en extraerlos. Benito B. C. y Laura A. G., ambos de 19 años, salvaron la vida al salir despedidos. Ocupaban los asientos izquierdo y central de la parte posterior del coche. Ninguno de los cinco ocupantes se había abrochado el cinturón de seguridad. Paradójicamente, el no llevarlo facilitó que dos de ellos no murieran como el resto de sus amigos.

Laura permanece estable en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Vall d'Hebron, donde ingresó con politraumatismos. Aunque su estado es grave, no se teme por su vida. Tampoco por la de Benito, al que en las próximas horas se operará de una rotura de fémur en el hospital del Mar.

La muerte de los tres jóvenes ocurrió cuatro días después de que otros cinco perecieran en Santa Margarida i els Monjos, también en Barcelona. Son ya nueve personas, ocho de ellas menores de 30 años, las que han muerto en esta Navidad en accidentes de tráfico. En la ciudad de Barcelona, rondas incluidas, perdieron la vida 38 personas entre enero y noviembre de este año.

La noticia sacudió Santa Coloma. Sergi era un amante de las motos y los coches, lo que le empujó a sacarse el carnet de conducir a los 18 años. Trabajaba en la construcción y vivía en el número 36 de la calle de Pons i Pons, con su madre y sus dos hermanos. "Era un joven amable, respetuoso y educado", decía ayer una vecina.

Antonio vivía en la calle de Mas Marí, en la zona conocida como el Parque de Motocross, muy cerca de Sergi. Tenía cinco hermanos y trabajaba de fontanero, según explicó una vecina. "Es una familia humilde" añadió.

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A las tres de la madrugada los vecinos oyeron gritos y gente que corría por las escaleras, el primer indicio del trágico suceso. Francisco R. S., de 18 años, tenía dos hermanos y residía con sus padres y su abuelo. "Era un chico muy servicial", explicó de él una vecina.

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