_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pelota de Batasuna

El plan Ibarretxe pasó ayer el primer trámite parlamentario gracias a la abstención de Sozialista Abertzaleak (SA), heredero de la ilegalizada Batasuna. Esta decisión, que no figuraba en el guión previo, será insuficiente cuando se someta a votación del pleno el próximo día 30. El proyecto necesitará entonces la mayoría absoluta de la Cámara vasca, y al Gobierno de Ibarretxe le faltan dos escaños. Por tanto, o consigue el voto favorable de dos de los siete diputados de SA (seis, si se exceptúa al prófugo Josu Ternera) o decaerá al término de esta legislatura que está en su tramo final. La formación de Otegi considera insuficiente el proyecto soberanista, en la senda trazada por ETA. Sin embargo, el resultado de ayer muestra su deseo de no perder protagonismo y le recuerda al lehendakari que tiene la llave de la votación.

La comprensión de la política del País Vasco exige un gran esfuerzo de coherencia en el que las más de las veces la lógica no funciona. Algunos ejemplos sirven para ilustrarlo. Al justificar la abstención, Arnaldo Otegi afirmó ayer, sin ironía, que quiere convertirse en "puente" entre nacionalistas y constitucionalistas. Todo ello pese a que aún no ha salido de su boca una palabra de condena a la violencia etarra. Igual de sorprendente resulta escuchar del portavoz del PNV, Joseba Egibar, que el plan no es un proyecto exclusivo de su partido ni discrimina a nadie, aunque luego añada que con esa norma "todos los vascos tienen que sentirse a gusto, si es que son vascos".

La realidad es bien distinta. A casi cuatro años de que Ibarretxe lo esbozara por vez primera meses antes de su triunfo electoral en 2001, el plan sigue provocando una profunda división de las fuerzas políticas y, sobre todo, de los ciudadanos. A diferencia del consenso alcanzado en su día por el Estatuto de Gernika, la propuesta de Ibarretxe divide en dos a la sociedad vasca.

Ibarretxe debe ser consciente de ello. Desde hace tiempo ha asumido en su guión la derrota tanto en el Parlamento vasco (casi segura) como en las Cortes Generales (segura), en el caso de que superara la primera barrera. Su objetivo ahora es convertir el plan en bandera del PNV en los comicios autonómicos de mayo. De ahí que un eventual apoyo de Otegi en el pleno del día 30 le pueda poner en situación más que embarazosa, después de haber reiterado que no quiere los votos del nacionalismo radical mientras no repudie la violencia. Entretanto, los socialistas vascos han iniciado un viaje hacia la reforma del Estatuto de Gernika que despierta inquietudes en su propio partido. Algunas de sus formulaciones pueden chirriar con el texto constitucional y en ningún caso satisfacen a los nacionalistas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_