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Reportaje:

Calpers 'castiga' el buen gobierno

El fondo de pensiones cesa a Sean Harrigan, firme defensor de la transparencia corporativa

Sean Harrigan llevaba desde febrero de 2003 al frente del fondo de pensiones público californiano Calpers, el más grande de EE UU y el de mayor influencia en Wall Street. Su poder era tal que forzó el despido del anterior presidente de la Bolsa neoyorquina (NYSE) Dick Grasso. Pero Harrigan dejará la presidencia de la institución financiera justo antes de cumplir dos años de mandato. Este antiguo sindicalista, firme defensor del buen gobierno corporativo, dice que su despido está motivado por cuestiones puramente políticas y empresariales.

Los sindicatos venían denunciando las presiones que se estaban ejerciendo sobre el presidente por su defensa del buen gobierno corporativo
Calpers ha retirado este año su apoyo a directivos de 2.400 compañías de EE UU: el criticismo terminó siendo el punto débil de Harrigan

El California Public Employees Retirement System (Calpers) cuenta con 1,4 millones de miembros -funcionarios públicos- y por el volumen de activos que maneja -177.800 millones de dólares- con sus políticas puede hacer tambalear a los mercados y pone nerviosas a las grandes corporaciones en las que invierte, como la revuelta que a comienzos de año provocó en Disney contra su presidente ejecutivo, Michael Eisner, o los enfrentamientos contra la ejecutiva de Coca-Cola, Texaco, General Motors y la cadena de supermercados Safeway.

"Los consejos de administración son, en la mayoría de los casos, pequeños clubes que sienten total lealtad hacia el consejero delegado y que no tienen ningún sentido de responsabilidad hacia los accionistas", afirma Harrigan mientras utiliza las estadísticas para demostrar que "calentando la llama, las empresas mejoran su rendimiento y eso mejora sus resultados". Los más críticos con Harrigan, firme defensor de la independencia y de la transparencia de los consejos de administración, dicen que fue demasiado lejos al retirar su voto de confianza hacia el respetado Warren Buffet para entrar en el consejo de Coca-Cola.

Sólo este año, Calpers retiró su apoyo a directivos de 2.400 compañías en EE UU. Su criticismo era el punto débil de Harrigan. Otros dicen que no supo cuidarse las espaldas durante los últimos dos años. El caso es que, hace unas semanas, tras una votación muy ajustada, el oscuro consejo de personal del fondo decidió echar a Sean Harrigan por tres votos a favor y dos en contra. El voto que hizo la diferencia llegó de la mano de Anne Sheerhan, vinculada al gobernador republicano, Arnold Schawarzenegger.

Maniobras conspirativas

La prensa estadounidense, pero sobre todo los medios californianos, están haciendo correr ríos de tinta sobre las maniobras conspirativas que pudiera haber detrás del despido de Harrigan, tras el cruce de acusaciones suscitado. "El gobernador influyó en la decisión", dijo Harrigan el mismo día que se anunció su despido mientras el ya ex presidente aseguraba que se trataba de una "pura represalia" política y empresarial.

De hecho, los sindicatos venían denunciando la fuerte presión que desde el Gobierno del Estado y desde la Cámara de Comercio estaban ejerciendo sobre el presidente por su papel de "activista político" por el buen gobierno corporativo, que consideraban contraproducente e inapropiado para el fondo. Sin embargo, este año, y a pesar de las fuertes críticas lanzadas contra la gestión de Harrigan, lo cierto es que los activos del fondo de pensiones subieron de 161.000 millones hasta 177.800 millones de dólares.

Al frente de Calpers estará el empresario Ron Alvarado, quien ejercía como vicepresidente del consejo que supervisa la gestión del fondo y que fue asesor del ex presidente Ronald Reagan. Maeley Tom, que forzó la votación, toma ahora el puesto que deja vacante Alvarado. Tom niega motivación política alguna detrás de esta jugada y se limita a decir que los puestos deben rotar. "No hay conspiraciones ni agendas secretas", concluye. Pero muchos analistas ven detrás de todo esto un intento suyo por elevar al demócrata Willie Brown, ex alcalde de San Francisco, a la cima de Calpers.

De momento, Alvarado dice que su objetivo al frente del fondo será "equilibrar las inversiones" del fondo por las pérdidas sufridas tras los desastres corporativos que azotaron Wall Street hace tres años, con el caso Enron, Worldcom y Tyco como abanderadas del fraude financiero que minó la confianza de los pequeños accionistas. Calpers y el fondo de pensiones para maestros -el tercero del país- perdieron 850 millones de dólares en inversiones tras el colapso del Enron y World. Philp Angelides, miembro del consejo de Calpers, sale en defensa de Harrigan y lamenta su despido porque, asegura, "favorece a los intereses de las grandes corporaciones y no a los contribuyentes, miembros del fondo de pensión e inversores ordinarios que confiaban en Sean".

Harrigan no se dio por vencido tras este gran varapalo e intentó reconquistar el mando del fondo de pensión más grande de EE UU, haciéndose con uno de los 13 puestos que podría quedar vacante en su consejo de gobierno. El ex presidente confiaba en que Mike Quevedo dejara libre el asiento. Pero su campaña no tuvo mucho apoyo y Quevedo fue reelegido hace unos días por tres años más. No lo tenía fácil, porque al puesto también aspiran, entre otros, el vicepresidente de Calpers, Rob Keckner, precisamente para evitar la entrada de Harrigan antes de que deje su cargo como presidente el 1 de enero próximo. "Es un buen día para los criminales de WorldCom y Enron, y un mal días para los pensionistas", dice el director ejecutivo de la Federación de Consumidores de California, Richard Holober.

Sean Harrigan, en una foto de archivo.
Sean Harrigan, en una foto de archivo.BLOOMBERG

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