Políticas divergentes
Por quinta vez consecutiva desde mediados de año, la Reserva Federal ha llevado a cabo una subida de 25 puntos básicos de su tipo básico hasta el 2,25%. No por descontado, dicho ajuste, que hace que por primera vez en casi cuatro años los tipos a corto plazo estadounidenses se sitúen por encima de los de la eurozona, deja de ser significativo. Supone la consolidación de una estrategia del banco central norteamericano por imprimir unas mayores dosis de restricción monetaria, tras un largo periodo de práctica de una política monetaria muy laxa que se ha sumado a una política presupuestaria igualmente expansiva.
El éxito que en términos de recuperación de tasas de crecimiento económico elevadas ha tenido la instrumentación de dichas políticas, ha sido parejo a la definición de fuertes desequilibrios en sus cuentas públicas y en su saldo exterior, cuyos déficit están en el origen del comportamiento de la divisa estadounidense, no ya de las últimas semanas, sino de su clara tendencia depreciadora de los dos últimos años.
El BCE apenas va a estar motivado para seguir la estela monetaria de la Reserva Federal en los primeros meses del año que comienza
Pocas alternativas le caben a la Fed en 2005 que seguir modulando las subidas tipos con el fin de absorber el potencial inflacionista de la depreciación del dólar, en un contexto en el que se mantendrán durante algún tiempo los déficit señalados y en el que parecen asentadas tasas de crecimiento razonables de su economía. De hecho, y a pesar del sorprendente buen comportamiento de uno de los principales índices de expectativas alemanes (el denominado índice IFO) en diciembre que acaba de conocerse, la economía estadounidense, junto con el "inagotable" y espectacular crecimiento de la economía china, siguen constituyendo la locomotora de los países europeos y del resto de la economía mundial. Los registros de crecimiento del PIB francés y el alemán del tercer trimestre fueron decepcionantes y arrojaron señales preocupantes de quiebra de la recuperación que la zona euro venía exhibiendo desde un año antes.
En tales condiciones, con presiones inflacionistas claramente contenidas por la apreciación del euro, y con riesgos de una cierta desaceleración económica sólo aliviados en fechas recientes por una reconducción de los precios del petróleo, el Banco Central Europeo apenas va a estar motivado, en nuestra opinión, por seguir la estela de la Reserva Federal en los primeros meses del año que comienza.
Daniel Manzano y Mª José Huete son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Analistas).
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