La falta de acuerdo entre los partidos frena la reforma del sistema federal de Alemania
El mayor cambio constitucional desde 1949, bloqueado por las competencias educativas
La reforma del federalismo en Alemania para agilizar los procesos legislativos fracasó por falta de acuerdo entre el Gobierno federal y los Estados federados. Las divergencias sobre las competencias educativas fueron el detonante del fracaso tras más de un año de reuniones de la comisión mixta encargada de elaborar el proyecto de reforma. "Desastre", "oportunidad única que no se repetirá en años", "provincialismo", "grotesco". La lista de citas tras el fracaso anunciado ayer de la reforma del federalismo se podría prolongar a lo largo de toda la crónica.
El resultado fue anunciado ayer en Berlín por los dos presidentes de la comisión mixta de las dos cámaras, Bundestag y Bundesrat, el primer ministro de Baviera y presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), Edmund Stoiber, y el presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y jefe de su grupo parlamentario, Franz Müntefering.
El fracaso del intento de reforma constitucional, la mayor de la historia de Alemania desde 1949, supone un duro golpe para el proceso de innovación en el país: la expresión palpable de la incapacidad de los políticos para lograr una reforma que exige a gritos el anquilosado y obsoleto funcionamiento de los mecanismos legislativos. El crecimiento excesivo del federalismo obliga en Alemania a que más del 60% de las leyes se aprueben en las dos cámaras, el Parlamento Federal (Bundestag), donde el Gobierno tiene mayoría, y el Consejo Federal (Bundesrat), donde están representados los Estados y en la que la oposición democristiana (CDU/CSU) cuenta con votos suficientes para bloquear. Con la reforma se pretendía reducir a un 30% el porcentaje de leyes que exigen una aprobación en las dos Cámaras.
Como muestra de la decepción provocada baste citar el inicio de la información de la agencia alemana DPA: "La histórica nueva regulación de las relaciones de poder entre la Federación y los Estados federados fracasó tras una insólita partida de póquer". Si lo de ayer, como escribe DPA, fue una partida de póquer, se trata de la más larga de la historia. Más de un año de reuniones llevaban los 32 miembros de la comisión mixta Bundestag y Bundesrat presididos por dos pesos pesados de la política alemana del calibre de Stoiber (CSU) y Müntefering (SPD). Los dos han quedado con las posaderas al aire tras reconocer ayer el fracaso en las negociaciones.
Socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU/CSU) se tiran los trastos a la cabeza. Se había logrado acuerdo en casi todos los puntos. Estos días de atrás, desde que el pasado fin de semana Stoiber y Müntefering anunciaron el principio de acuerdo, fueron un continuo tira y afloja en el que cada uno trataba de arrimar el ascua a su sardina. Los nuevos Estados federados del Este, lo que era la difunta República Democrática Alemania, exigían introducir en la Constitución una cláusula que obligase a prestarles una ayuda solidaria. Berlín reclamaba el reconocimiento de la capitalidad y el compromiso de la Federación en la Constitución de hacer frente a los gastos derivados de ella.
Se llegó a un acuerdo sobre temas tan complejos como la entrega de competencias en terrorismo a la policía federal criminal (BKA); el pago de eventuales sanciones de la UE con un reparto de un 65% para el Gobierno federal y un 35% a los Estados federados; las leyes sobre medio ambiente, y otra lista de cuestiones pendientes. El tropiezo se produjo a la hora de repartir las competencias en educación. Los Estados federados donde mandan los democristianos (CDU/CSU) se niegan a entregar competencias al Gobierno federal más allá del reconocimiento de títulos universitarios. El Gobierno federal quería más competencias. Se rompió la baraja.
Stoiber acusó al SPD y al Gobierno federal: "Por desgracia, todo fracasó por culpa del SPD". El portavoz del Gobierno federal, Bela Anda, calificó de "grotesco" no sacar las consecuencias del reciente informe negativo PISA sobre la situación educativa de Alemania: "Cuando está en juego fortalecer los esfuerzos comunes, algunos Estados se sitúan en el provincialismo". El primer ministro de Baja Sajonia, Christian Wulff (CDU), constataba: "Nos entregamos del todo y querían machacarnos". El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit (SPD), resumió: "Ésta era una oportunidad única que no se repetirá en muchos años".
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