El Senado aprueba tras dos votaciones la tramitación de la reforma judicial
El Gobierno sufrió de nuevo, esta vez en el Senado, para avanzar en la tramitación de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que persigue ampliar el consenso en el nombramiento de determinados jueces clave. El Pleno de la Cámara alta votaba ayer si aceptaba que esta norma se tramite, como en el Congreso, mediante el proceso de lectura única, el más rápido, que implica que la norma no pasa por ninguna comisión. El PSOE contaba con el apoyo de todos los grupos salvo el PP, esto es, teóricamente, con la mayoría absoluta. Pero al someterlo a votación, un rumor recorrió la cámara y cambió la cara de los jefes del grupo parlamentario socialista: había empate a 126 votos. Se repitió la votación y el PSOE logró su objetivo: 127 a favor, 125 en contra.
Había sido un error. Una senadora de Convergencia i Unió, Rosa Nuria Aleixandre, se había equivocado y había votado no, en contra de la disciplina de su grupo. Cuatro ausencias socialistas, dos de ellas por baja (una por enfermedad y otra por embarazo) y dos de Coalición Canaria hicieron el resto. Pero la ausencia realmente significativa fue la de Gustavo Alcalde, del PP, que llegó 15 minutos tarde por un atasco. Su presencia, sumada al error de la senadora de CiU, habría permitido al PP ganar esta votación y hubieras sido un nuevo revés para los socialistas en la ya compleja tramitación de esta reforma, muy criticada por el PP, que obliga a aprobar por tres quintos del Consejo General del Poder Judicial los nombramientos de jueces importantes. Esto implica que los consejeros conservadores, que tienen la mayoría simple del Consejo, necesitarán buscar acuerdos con otros miembros, ya sean progresistas, nacionalistas o de consenso, para alcanzar los 13 consejeros que representan los tres quintos. Ahora los conservadores sólo cuentan con 11 votos.
Nueva votación
Una vez aprobado el trámite de lectura única, que implica que la ley no pasa por comisión y que ni siquiera se le pueden plantear enmiendas parciales, sino un veto al conjunto, se votará la próxima semana, el 22 de diciembre. Allí necesitará 130 votos, tres más de los obtenidos ayer, porque el proyecto necesita la mayoría absoluta del Senado para ser aprobado. El PSOE tiene dos bajas que no pueden resolverse, así que tendrán que venir todos sus diputados y los de los nacionalistas y confiar en que no haya más bajas por enfermedad.
La derrota en la votación de ayer hubiera supuesto un contratiempo, pero subsanable, según el socialista Enrique Curiel. Si no se aprobaba el trámite de lectura única, la ley se habría tramitado mediante el procedimiento de urgencia. En vez de una semana, el Senado habría tardado unos 20 días en aprobar la norma, a la que, en este caso sí, se podrían haber presentado enmiendas parciales. Eso hubiera retrasado la entrada en vigor de la ley, pero no tanto como para que no pueda aplicarse en los numerosos nombramientos que están previstos para finales de enero, objetivo número uno de los socialistas.
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