"Estados Unidos sigue formando a los torturadores de Latinoamérica"
El religioso Roy Bourgeois (Lutcher, Louisiana, 1938) encabeza desde 1990 el movimiento para lograr el cierre de la academia militar estadounidense Escuela de las Américas (con las siglas SOA, en inglés), envuelta en todo tipo de escándalos tras haber formado a numerosos dictadores latinoamericanos y a buena parte de sus militares más sanguinarios. Fundada en 1946 en Panamá, la escuela se trasladó al Estado de Georgia y fue rebautizada en 2001 como Instituto del Hemisferio Occidental para la cooperación en Seguridad. Roy Bourgeois, fundador de la organización SOA Watch, recibe hoy el premio Alfons Carles Comín por su lucha no violenta contra esta institución.
Pregunta. ¿Qué queda de la escuela que formó a personajes como el general Noriega o a los militares que asesinaron a los seis jesuitas españoles en El Salvador?
Respuesta. La escuela ocupa buena parte de la inmensa base militar de Fort Benning y mantiene la misma filosofía que ha inspirado a la institución desde 1946: formar a las élites militares de Latinoamérica en los valores democráticos. El problema es que una base militar no es el lugar más adecuado para dar tal formación, y los métodos con los que trabajan estos militares al regresar a sus países no son los más adecuados para tal fin.
P. ¿Habla de torturas?
R. De torturas, de guerra psicológica y de las más brutales técnicas de contrainsurgencia. En realidad, la Escuela de las Américas es una de las herramientas más eficaces de Estados Unidos para seguir controlando la vida política de Latinoamérica, proporcionando herramientas a sus ejércitos para que puedan escapar incluso del control de sus gobiernos.
P. En 1996 el Pentágono admitió que los manuales de la escuela abogaban por utilizar la tortura y la extorsión contra líderes sindicales y de movimientos sociales. Prometieron cambios. ¿Se han materializado?
R. Desde entonces la escuela está siendo controlada con lupa y, si bien creo que ya no propaga las atrocidades de antaño, sí puedo asegurar que a través de ella Estados Unidos sigue formando a los torturadores de Latinoamérica.
P. ¿Qué países siguen enviando soldados a esta academia?
R. Sobre todo Colombia y Chile, pero también México, Argentina, Bolivia y así hasta 18 países. Por la escuela siguen pasando 1.500 personas cada año.
P. ¿Cómo se financia?
R. Con los impuestos de los americanos, que sufragan los 20 millones de dólares que gasta la institución cada año.
P. ¿Cómo se estructura la lucha de SOA Watch?
R. Comenzamos a trabajar en 1990, un año después de la masacre de los seis sacerdotes jesuitas en El Salvador. Sospechábamos que tras estos asesinatos se encontraban soldados de la Escuela de las Américas, cuya base se había trasladado desde Panamá hasta Fort Benning en 1984. Yo me instalé en un apartamento justo enfrente de la base y comencé a organizar protestas. Empezamos 10 personas con 35 días de huelga de hambre. A ello le siguió una gran protesta cada mes de noviembre. Desde entonces no hemos parado, ni en la calle ni en los despachos de Washington.
P. Y usted acabó en la cárcel.
R. He pasado cuatro años en la cárcel por saltar en más de una ocasión la verja que protege la base militar. No me arrepiento, ya que cada vez que uno de nosotros ha ido a la prisión, y hemos ido más de 200 activistas, más personas se han sumado a la causa.
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