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AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Columna
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Las caras ocultas de la globalización feliz

Joaquín Estefanía

LA DIALÉCTICA del choque de civilizaciones que Huntington puso en circulación en 1993 no salió de los circuitos académicos hasta el 11 de septiembre de 2001, con motivo de los atentados terroristas y de las consiguientes guerra de Afganistán e invasión de Irak. Lo que no había sido más que un esquema teórico -de fuerte arraigo mediático y escaso rigor científico- pudo llegar a ser una realidad sobrevenida: la profecía autocumplida. Hace escasas semanas, Rodríguez Zapatero instaló, delante de la Asamblea General de la ONU, otro concepto antagónico: la alianza de civilizaciones, un método de diálogo basado en el multilateralismo, el derecho internacional y la igualdad de derechos de unos y otros.

La dialéctica choque/ alianza de civilizaciones no sirve para explicar lo que sucede. No existen las civilizaciones como bloques compactos, sino que hay una interpenetración de culturas, situaciones y experiencias

Pero la dialéctica choque/alianza de civilizaciones no sirve para explicar del todo lo que está sucediendo. No existen las civilizaciones como bloques compactos, sino que en el seno de cada civilización hay realidades, experiencias muy distintas y desiguales; existe una interpenetración de culturas y de coyunturas, el Norte en el Sur, el Sur en el Norte, el cristianismo en el arabismo y viceversa, Occidente en Oriente y al revés. Tres tipos de datos, que describen esa heterogeneidad dentro de la globalización, matizan esa realidad maciza:

1) La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) acaba de publicar su Informe anual contra el hambre. Pese a que el mundo globalizado es cada vez más rico, todavía cada año mueren por hambre más de cinco millones de niños menores de cinco años; en el mundo hay 852 millones de personas (¿se les puede llamar ciudadanos?) malnutridas, y dentro de los países ricos, más de nueve millones de personas pasan hambre. A pesar de que desciende lentamente el porcentaje de personas que padecen malnutrición, el número absoluto sigue creciendo por el aumento de población.

2) La Organización Mundial del Trabajo (OIT) ha hecho público su Informe sobre el empleo en el mundo, con datos referidos al año 2003. En él se indica que la mitad de las personas que tienen empleo en todo el planeta (2.800 millones) ganan menos de dos dólares al día. De esos 1.400 millones, 550 ingresan menos de un dólar diariamente. La tasa media de paro mundial es del 6,2%.

3) La organización no gubernamental Intermón/Oxfam ha presentado el informe Pagar el precio, sobre la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Los datos son muy explícitos: de los 22 países donantes de AOD, pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), sólo cinco superan el 0,7% de su PIB como aportación al desarrollo: Noruega (0,92%), Dinamarca (0,84%), Holanda (0,81%), Luxemburgo (0,80%) y Suecia (0,70%). El más rácano de los países donantes es EE UU, que aporta el 0,14% de su PIB, 10 veces menos de lo que lleva gastado hasta ahora en la invasión de Irak. Y lo que es peor: la tendencia es claramente regresiva: en 1960 se utilizaba en esta rúbrica el 0,5% del PIB mundial, mientras que casi medio siglo después no se llega al 0,23%.

Lo que parece demostrar que la AOD fue un arma más de la guerra fría, que sólo se incrementó mientras existía un sistema económico alternativo en el ámbito mundial. A partir de la caída del muro de Berlín y la autodestrucción del socialismo real, las potencias donantes no consideraron oportuno seguir aumentando las donaciones: ya no existía el peligro de que los países pobres se fijasen en esos sistemas alternativos.

Tanto la FAO como la OIT y Oxfam internacional describen en sus estudios la casi imposibilidad de cumplir con los objetivos de la agenda del milenio, aprobada por las Naciones Unidas, consistentes básicamente en reducir a la mitad la pobreza, el hambre y el analfabetismo para el año 2015. Y que siendo éste un problema centrado en los países en desarrollo, no está ausente de los países ricos: el Norte ha penetrado en el Sur, y el Sur es parte del Norte geopolítico. No hay civilizaciones compactas, sino interconexiones de unos y otros.

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