La UE mantiene su pulso con Turquía
Los 25 dejan en manos de los líderes la última palabra para eludir una crisis con Ankara
La Unión Europea y Turquía mantienen sin resolver sus divergencias sobre la fórmula y las condiciones previas para la apertura de negociaciones de adhesión con Turquía a sólo unos días de la cumbre europea del jueves y viernes en Bruselas. El reconocimiento de Chipre por Turquía, la fecha de inicio de las negociaciones, la fórmula exacta de la decisión o las cláusulas y condiciones adicionales para esta ocasión tendrán que ser resueltas por los líderes a la vista de la reacción de Ankara. Nadie contempla un portazo a Turquía que abriría la más grave crisis entre ambas partes con imprevisibles consecuencias.
Esta semana, la visita de última hora a Bruselas del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, no ha despejado todas las incógnitas. Tras sus conversaciones con el primer ministro holandés y presidente de turno de la Unión, Jan Peter Balkenende, y con el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durão Barroso, las espadas quedaron en alto y, a la vez, los embajadores de los 25 ante la UE dieron por concluidas sus gestiones al respecto.
Los asuntos que han quedado pendientes para la cita de los jefes de Estado y Gobierno son los siguientes:
- Chipre. El proyecto de conclusiones de la cumbre da por hecho que, para entonces, Turquía habrá reconocido de facto a Chipre al actualizar el acuerdo aduanero de Turquía con la Unión y firmarlo, por tanto, con cada uno de los países de la UE, es decir, también con Chipre. Erdogan repitió ayer en Bruselas que no lo hará, pese a que se lo han pedido Balkenende y Barroso, pero el texto del proyecto se mantiene. Sin un gesto turco, la decisión de los líderes europeos será muy complicada.
- Fecha. Francia y Alemania han pactado que, como pronto, las negociaciones comiencen a finales de 2005. En todo caso, no será más tarde de comienzos de 2006. Reino Unido y España hubieran preferido una fecha más temprana.
- Grecia. Ha exigido endurecer una parte de las conclusiones sobre el compromiso que adquiere Turquía para resolver sus litigios fronterizos de acuerdo con la Carta de la ONU y, en caso de problemas, a través de la Corte Internacional de Justicia. Atenas quiere añadir que el Consejo Europeo será informado puntualmente del proceso, con lo que la Unión estaría implicada.
- Tortura. Varios países, como Francia y Suecia, quieren incluir que la UE hará un seguimiento permanente sobre el compromiso turco de tolerancia cero ante la tortura.
- Fórmula de la decisión. La apertura de negociaciones no llevará automáticamente a la entrada. Austria quiere dejar más clara esta idea. Antes de abrir cada capítulo (Pesca, Justicia, Comercio...), el Consejo examinará si Turquía cumple unos baremos concretos para empezar las conversaciones. A España le parece una doble negociación. Las negociaciones podrán ser suspendidas en casos de graves violaciones democráticas.
- Miedo a la migración. Puede haber una cláusula de salvaguardia permanente para impedir la libre circulación de trabajadores turcos. Ankara la considera una condición sin precedentes con dudosa base legal y Erdogan comentó ayer en Bruselas que, en contra de lo que algunos temen, los emigrantes turcos regresarán a Turquía cuando entre en la Unión, como ocurrió en el caso de España. Para Erdogan, Turquía ha cumplido ya los requisitos exigidos por la UE (democracia, derechos humanos, respeto a minorías y economía de mercado) y que no deben exigirle nuevas condiciones.
Los líderes tendrán que tomar una de las decisiones de mayor calado en la historia de la Unión: dar más largas a ese gran país de más de 70 millones de musulmanes que lleva esperando 40 años, o pactar una fecha para iniciar unas negociaciones que se prolongarán al menos durante 10 años en un proceso lleno de cautelas y precauciones.
Nadie maneja en público la primera opción. Tampoco la de añadir en las conclusiones de la cumbre que, en caso de que las negociaciones fracasen, quedará abierta la opción de una "asociación privilegiada", una tesis por la que Francia se inclinaba hasta hace unas semanas. Es la opción que defiende el Partido Popular Europeo (PPE), el que más asientos tiene en la Eurocámara, donde la semana próxima se votará en pleno un informe sobre Turquía.
Desde el inicio del proceso, Reino Unido, Italia, España o Bélgica se han mostrado favorables al ingreso de Turquía, mientras Austria, Francia, Holanda o Alemania han expresado todo tipo de precauciones.
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