El Ratoncito Pérez pasea por Madrid

Londres tiene la ruta literaria de Charles Dickens y otra que recorre los espeluznantes crímenes de Jack El Destripador. Madrid no quiere ser menos. A falta de asesinos en serie, el Patronato de Turismo municipal ha creado para estas fechas una ruta basada en un personaje más inocente: el Ratón Pérez. Una serie de recorridos para niños y adultos muestran, hasta el próximo 4 de enero, el Madrid de finales del siglo XIX, donde transcurre la historia del feliz roedor.

Fue en esa época cuando el Padre Coloma escribió el cuento del ratoncito. Se lo dedicó a un pequeño rey, Alfonso XIII, al que se le había caído su primer diente. Desde entonces, el cuento ha quedado ligado a la tradición según la cual el Ratoncito Pérez cambia los dientes de leche por regalos que deja debajo de la almohada de los críos.

En el grupo que se apuntó a la ruta de ayer, había muchos niños mellados. Un pequeño, incluso, confesó que una vez falsificó un diente para engañar al ratón y recibir así un regalo de más. Todos iban acompañados por sus padres y con el ánimo dispuesto para aguantar el frío gélido y para sortear los coches, las obras y las miles de personas con peluca de colores que circulaban ayer por el centro de la capital. "¡Cuidado con los bolardos!", advertía uno de los responsables de la visita, viendo que más de uno se dejaba en el camino las espinillas.

"Entre la muerte del rey que rabió y el advenimiento al trono de la reina Mari Castaña existe un largo y oscuro periodo en las crónicas, de las que quedan pocas memorias...". Así empieza el tradicional cuento que narra la historia del rey Buby y de su amistad con el Ratón Pérez. El roedor le muestra al monarca cómo en la ciudad hay niños pobres, a través de unos párrafos en los que quedaron plasmadas para la historia algunas de las calles más conocidas de la capital.

La ruta turística parte de la plaza Mayor, coge la calle de Felipe III y sigue por la de los Coloreros hasta llegar a la plazuela de San Ginés. Primera parada. Un escribiente, tocado con visera negra, lazo al cuello y pluma, recibe la visita de una dama que quiere escribir una carta de amor a un caballero."¡Cuidado con los bolsos, que por aquí hay mucho ratoncito suelto!", suelta uno de los guías, ante la avalancha de gente en la zona.

Aparece una cigarrera con un pañuelo blanco en la cabeza y los labios pintados de rojo. "Buenas tardes guasón, ¿a que tú vives en la Cava Baja?", le suelta con descaro y guiño a un señor mayor del grupo, que se pone rojo como un tomate. La mujer hace un monólogo lleno de madrileñismos que se lleva una fuerte ovación. Los guías explican que el gremio de las cigarreras fue de los primeros de Madrid en reivindicar sus derechos laborales. "Fueron las primeras en ir a la fábrica y crear una guardería", señalan los animadores.

Siguiente parada: Arenal, 8. La casa del Ratón Pérez. Como es festivo, el pasadizo está cerrado y no se puede pasar a ver la diminuta escultura que representa al roedor. El Ratón Pérez vivía en una caja de galletas de nata en el sótano de la famosa tienda de Carlos Prast. Desde hace dos años, una placa municipal recuerda el ficticio acontecimiento.

Hay otra sorpresa en el número 64 de la calle de Jacometrezo, donde espera una lavandera que es la madre de Gilito, el niño pobre que en el cuento recibe la visita del monarca y del roedor. Hora y media después del comienzo del recorrido y con más de una nariz congelada, el grupo llega al destino final: conocer dónde se esconde ahora el ratoncito. El enigma lo resuelve una castañera.

La Navidad del Ratón Pérez. Punto de encuentro: plaza Mayor, 3. Hora: 16.30. Días: 16, 18, 23, 25 y 30 de diciembre y 1 y 4 de enero. Adultos, 7 euros. Niños (4-12 años), estudiantes y jubilados con carné: 6 euros. Reservas y venta anticipada: 91 588 29 06 / 07.