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Reportaje:

Cárcel, exilio y muerte de los Salinas

El asesinato del hermano del ex presidente mexicano se suma a los avatares políticos de la saga

Juan Jesús Aznárez

Sofocado hasta la muerte con una bolsa de plástico, el asesinato de Enrique Salinas de Gortari, el hermano menor del ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari (1988-94) acentúa el infortunio de una familia estigmatizada entre sus compatriotas desde la bancarrota de las Navidades de 1994 y las revelaciones sobre enriquecimientos ilegales. El presidente, Vicente Fox, descartó móviles políticos: "Se dedicaba al sector privado". La primera hipótesis difundida por la fiscalía apunta hacia problemas financieros de la víctima con acreedores que habrían contratado a asesinos para cobrar deudas o comisiones, o extorsionarle. Tras ocho años de investigación, Francia preparaba un proceso en su contra por supuesto lavado de dinero, según fuentes judiciales.

El crimen acentúa el infortunio de una estirpe marcada por la devaluación de 1994

Los barrotes, la angustia, y el pasado lunes, la muerte, se abaten sobre una casta que acumuló poder y enconos al amparo de su supremacía en el corporativismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), régimen siete decenios. Pronto habría de conocer la adversidad, las deslealtades y la persecución judicial. La estirpe vive hoy en la discreción porque los mexicanos arruinados durante la catástrofe económica y devaluación brutal de hace 10 años la aborrecen al imputar a su más significado miembro, el ex gobernante, sus principales responsabilidades. Entonces se declaró en huelga de hambre y partió hacia un voluntario exilio del que regresó poco a poco, tanteando el ánimo social y político.

El cuerpo de su hermano, de 52 años, apareció en un coche aparcado en un municipio del Estado de México: tenía una bolsa de plástico cubriéndole la cabeza y hematomas. Primero se dijo que había sido baleado. No se descarta que sus asesinos trataran de arrancarle información y se les fuera la mano durante el sofocamiento. "Hay datos que nos permitirían afirmar que tenía problemas y que él estaba viviendo una presión específica de sus problemas de carácter financiero", apuntó Alfonso Navarrete, el fiscal del Estado de México.

Todo es confuso y enrevesado, pero las pesquisas apuntan hacia un ajuste de cuentas relacionado con el dinero. Inevitablemente, la reconstrucción de los hechos bucea en el perfil y trayectoria de Enrique Salinas, el hermano más alejado de los reflectores políticos. De profesión ingeniero, fue vocal del Consejo Directivo de la Academia de Música del Palacio de Minería y se le relaciona con los negocios de la construcción. El pasado 22 de noviembre, Interpol había girado una solicitud para "localizarle". El procurador general de la República (fiscal general), Rafael Macedo de la Concha, confirmó este extremo, sin detallar las razones del oficio. No obstante, se trataría de una petición cursada por el juez instructor Henri Pons para investigar una denuncia cursada en 1996 por el organismo francés que rastrea redes financieras clandestinas. El empresario Andrés Herrera acusó en su día a Enrique de tráfico de influencias. Francia estaría interesada en averiguar el origen de los cuantiosos fondos ingresados en la Société Générale y otros bancos por el hermano menor de la saga, utilizados en la compra de inmuebles en la capital. Enrique Salinas y su esposa, de la que se divorció, tendrían congelados en Ginebra en torno a siete millones de dólares.

Las vicisitudes de la dinastía Salinas se suceden. El ex presidente acometió modernizaciones y reformas estructurales que le cambiaron la cara a México, entre ellas la polémica privatización de Teléfonos de México, pero los quebraderos de cabeza causados por su hermano incómodo y primogénito, Raúl, fueron numerosos. Purga de 27 años de cárcel como autor intelectual del asesinato, en 1994, del entonces secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu. Niega haberlo sido.

El ex mandatario más controvertido de la historia contemporánea de México no afronta cargos judiciales en su contra, aunque está en la mira del presidenciable y opositor alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, que le imagina en la cárcel por corrupción. Hoy actúa como un operador priísta en la sombra y se le percibe como hombre de gran fortuna, que no pudo o no quiso atajar los desmanes y latrocinios atribuidos a su hermano y a sus cortesanos en el mundo empresarial. Raúl Salinas de Gortari, que fue director general de Caminos Rurales, parece haberse ganado a pulso su condición de presidiario porque el inventario de delitos bajo escrutinio no acaba en el magnicidio.

Deberá rendir cuentas de los más de 100 millones de dólares bloqueados en cuentas bancarias al sospecharse que son sucios u obtenidos ilegalmente de la partida secreta de la presidencia. Raúl adujo que constituyen un fondo de empresarios mexicanos, pillos casi todos. El ex presidente de México y numerosos políticos y empresarios de extracción priísta acudieron a los funerales por Enrique. "Ojalá que pronto lleguemos a tener las instituciones y leyes que pongan orden porque se hizo [el asesinato] con una impunidad enorme", lamentó Carlos Hank Rhon, hijo de un empresario a quien se vinculó con fondos congelados en Suiza.

El ex presidente Carlos Salinas de Gortari (centro), el martes durante el funeral de su hermano Enrique.
El ex presidente Carlos Salinas de Gortari (centro), el martes durante el funeral de su hermano Enrique.AP

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