Ebrio, reincidente y sin carnet de conducir
Un repartidor de Vic, detenido 17 veces por los Mossos d'Esquadra
Joan M. R., de 57 años y vecino de Vic, es repartidor de profesión, no tiene permiso de conducir y sí cierta tendencia a ponerse al volante bajo los efectos del alcohol. Las dos cosas le han valido ser detenido por la policía autonómica 17 veces en los últimos tres años. También ha sido multado en decenas de ocasiones por los agentes de Tráfico, que ya no saben que hacer excepto echarle el alto así que le ven al volante de un coche. Fuentes de los Mossos d'Esquadra reconocen que el caso les preocupa especialmente porque, además de ser un riesgo para los demás, se trata de un problema casi de orden social.
Joan M. R. ha comparecido en cinco juicios en su contra y ha llegado a ser condenado a penas de arresto de fin de semana y el pago de multas, según informó ayer Radio Barcelona. Como en su caso es imposible la retirada del carnet -sanción que se suele imponer en mayor o menor grado en función de la tasa de alcoholemia- el juez la ha sustituido por la prohibición de obtener la licencia antes de 2008. Con licencia o sin ella, Joan M. R. sigue conduciendo.
El infractor se gana la vida con una furgoneta, una Ford Tránsit -registrada a nombre de su hermano-, en la que suele transportar sacos de cemento y material de construcción porque también se dedica a los arreglos por la comarca de Osona.
Pese a lo imprudente de su conducta y el riesgo que supone para la seguridad vial, fuentes de los mossos aseguran que nunca se ha visto involucrado en accidentes serios. Pero temen es que algo así acabe ocurriendo."Los jueces y nosotros hacemos lo que tenemos que hacer, pero esa no es la solución", insistía un agente de la policía autonómica consultado por este periódico. La medida de inmovilizar el vehículo también se ejecutó hace unos meses. Sirvió durante un tiempo -un mes, el que marcó la orden judicial-hasta que se presentó un familiar para retirarla. Acto seguido Joan M. R. volvía a conducirla, de acuerdo con la explicación de los mossos.
La furgoneta vuelve a estar inmovilizada desde finales del mes de noviembre, también por orden judicial. En realidad, es la única medida que evita que el infractor vuelva a conducir. Sin embargo, tampoco es algo para toda la vida porque tarde o temprano se levantará la prohibición, un familiar la recogerá y Joan M. R. volverá a conducir. Eso si no hay otra forma de impedirlo.
Al menos así lo ven los mossos que, además, pueden salir trasquilados en esta historia porque un juez les ha citado a declarar precisamente por una actuación relacionada con el infractor. Fue un día en que le vieron durmiendo y aparentemente borracho dentro del vehículo. Los agentes decidieron "prevenir" y optaron por inmovilizar la furgoneta para evitar males mayores. Lo que ocurre es que lo hicieron sin orden judicial y con la peculiar cirscunstancia de que el conductor estaba dentro. Eso les ha valido la apertura de unas diligencias por supuesta prevaricación. Un hecho que ha sacado de quicio a los agentes, que pueden llegar a tener problemas por una actuación aparentemente incorrecta dentro de una historia rayana en el disparate.
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