Rouco cree que influyentes sectores de la sociedad se rigen por la idea de que "se puede manipular todo"
El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco, aprovechó anoche la celebración de la vigilia de la Inmaculada para criticar el modelo español de convivencia, que calificó como un "todo vale". "El dictamen según el cual no hay pecado, de que todo es factible y accesible al hombre si le conviene, se ha impuesto en el estilo de vida de amplios e influyentes sectores de nuestra sociedad. Se puede manipular todo: el ser humano desde el instante de su concepción hasta su muerte, el proceso educativo que le corresponde conforme a su dignidad personal, las formas básicas de su relación como hombre y mujer conforme a las exigencias de la experiencia primera y fundante del amor fecundo, abierto a los hijos, a las nuevas vidas... Todo siempre que convenga", dijo en la catedral de la Almudena, de Madrid.
Las referencias del cardenal alcanzaban así a los asuntos que más preocupan hoy a la jerarquía de la Iglesia romana -aborto, eutanasia y divorcio, la enseñanza de la religión, y la legalización de las parejas homosexuales-, que enturbian con severidad inusual sus relaciones con el Gobierno. "La pérdida de la conciencia del pecado y de su significado destructor para el hombre como la causa profunda y última de sus males personales y sociales, físicos y espirituales, temporales y eternos, sigue actuando poderosamente en la conformación del pensamiento y de los modelos de comportamiento, muy habituales en la sociedad y la cultura actuales de la España y de la Europa que busca un nuevo marco jurídico para su unión y convivencia políticas", agregó.
El cardenal cree que las consecuencias de tales modelos de vida "pueden comprobarse sin mayor esfuerzo". "Crecen la presencia y la experiencia del dolor todos los días. Los problemas de la familia y de los más indefensos socialmente -niños, jóvenes, ancianos, enfermos...- no van a menos", dijo.
La vigilia de la Inmaculada convoca cada año a miles de fieles como preparación para una de las fiestas predilectas de la Iglesia católica desde que Pío IX proclamó hace 150 años como dogma de su iglesia esta concepción inmaculada de la madre del fundador cristiano. "La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo salvador del género humano", sostuvo aquel 8 de diciembre de 1854 el polémico y enérgico Pío IX en la bula Ineffabilis Deus.
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