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Reportaje:

"El municipio 251 de Euskadi

Los 359 vecinos de Bolibar recuperan la independencia de Markina después de 16 años de gestiones

En Bolibar hablar de desanexión llena de gozo el semblante de cualquier vecino. Llevaban 16 años de pugna, que concluyeron oficialmente el pasado martes con la aprobación de la independencia por parte de las Juntas Generales de Vizcaya. Enclavado en la zona interior vizcaína, es ya el municipio 251 del País Vasco. "Claro que estamos contentos. Markina [la localidad en la que estaban hasta ahora integrados] está a cinco kilómetros y casi no existíamos para ellos", afirma uno de sus vecinos más célebres, José Antonio Illoro, más conocido por Txikito de Bolibar, el mejor jugador de cesta punta en la década de los 80.

Pese a sus 359 residentes actuales, cuenta con un museo específico destinado al libertador americano Simón Bolívar, cuyo tatarabuelo fue oriundo del ya municipio independiente. "Se fue a América por el mayorazgo, era el segundo hijo", explica la encargada del coqueto pero atractivo museo que recuerda su figura. Y en la parte alta se ubica la Colegiata de Zenarruza, regida por monjes cistercienses, parada y fonda en el Camino de Santiago y motivo frecuente de visitas turísticas a lo largo de todo el año.

"El secretario y el médico vendieron el pueblo a Markina a cambio de un frontón

La desanexión ha sido complicada y larga. Ha requerido tres estudios de viabilidad económica, dos referendos con abrumadora mayoría a favor de la independencia de Markina "y cuatro reuniones en Sabin Etxea [la sede central del PNV en Bilbao]", según recuerda Agustín Barruetabeña, presidente de la gestora que ha liderado el proceso.

Hace 16 años

Con 74 años, pero con el ánimo a prueba de todo, Barruetabeña rememora los primeros pasos, hace 16 años, cuando él mismo acudió a la Diputación de Vizcaya para plantear la segregación. Las primeras gestiones no tuvieron éxito. "Ha sido mucho el trabajo, en silencio, y la constancia", resume.

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En la plaza central de Bolibar no se ve a ninguno de sus 359 vecinos. El día, lluvioso y frío, no anima tampoco. El martes pasado, el día de la desanexión, fue diferente. Un autobús lleno partió a la Casa de Juntas de Gernika para asistir a la sesió que aprobó oficialmente la desanexión -incluso se desplazaron tres monjes de la Colegiata de Zenarruza- y, a la vuelta, la celebración en el nuevo municipio. "Hubo 106 personas comiendo... y bebiendo", señala, socarrón, Txikito de Bolibar, desde la barra de su restaurante, abierto en junio.

Había muchas ganas de celebración - "nunca hemos perdido el sentimiento de pueblo", coinciden varios vecinos-, sobre todo por la manera en la que Bolibar perdió su identidad. Fue en 1969, en la dictadura franquista, cuando "el secretario y el médico vendieron el pueblo a Markina a cambio de cubrir el frontón", agrega el ex puntista. "Fue de repente y nadie se enteró".

Pese a lo ocurrido, Agustin Barruetabeña rechaza que haya habido malas relaciones con Markina en estos 35 años de convivencia bajo la misma corporación. "Nos hemos arreglado bien, pero para ellos sólo estaba el casco urbano [de Markina] y nosotros estamos a cinco kilómetros. En todos esos años no se aprobado ningún proyecto [para Bolibar] salvo ahora el del frontón".

Aquel frontón, que fue la moneda del cambio para integrarse en Markina, vuelve a ser protagonista en la nueva andadura: la renovación de su maltrecha cubierta será la primera obra del nuevo municipio, que estrena nombre: Ziortza-Bolibar. Luego seguirá la remodelación del edificio consistorial. Pero el cambio será pausado y en los próximos seis meses la mayor parte de la estructura municipal seguirá en Markina. Ahora, la siguiente tarea corresponde a la Diputación, que debe nombrar la nueva gestora provisional que dirija el pueblo hasta las elecciones municipales de 2007. Barruetabeña dice que sólo estará integrada por vecinos afines al PNV, "porque los otros [Batasuna] están ilegalizados, aunque vamos a hacer que participen en reuniones".

Las pancartas en favor de la desanexión se mantienen todavía en varios edificios, como si se quisiera asegurar una realidad que ha tardado 35 años en plasmarse. Dentro de dos semanas, con motivo de las fiestas locales de Santo Tomás, habrá una nueva celebración. Menos espontánea, pero tan especial como la del pasado 30 de noviembre, una fecha histórica de este rincón donde tiene sus ancestros el Libertador Simón Bolívar.

Zierbena, el penúltimo

Han pasado nueve años después de la última desanexión de un municipio en el País Vasco. Fue también en Vizcaya, cuando Zierbena se desgajó de Abanto en 1995. La década de los 80 fue la más prolífica: Bilbao perdió a Erandio, Derio, Loiu, Sondika y Zamudio, y Gernika vio cómo se independizaban Forua, Nabarniz, Kortezubi y Murueta.

En Guipúzcoa, la última desanexión se sitúa en 1987 cuando Astigarraga se separó de San Sebastián, y en esa década también se independizaron Lasarte y Mendaro. Ahora ya ha pasado el furor secesionista y en la comunidad autónoma sólo están pendientes los deseos de Itziar de desanexionarse de Deba, e Igeldo, de la capital guipuzcoana. Ambos asuntos están en los tribunales.

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