Oleadas de ciudadanos salen a las calles
Nuevas oleadas de ciudadanos de distintos lugares del país llegaban ayer a Kiev para apoyar a Yúshenko. Su equipo había realizado una gran campaña de propaganda para que la gente se mantuviera en la calle o volviera a ella, en el caso de haber abandonado sus posiciones. En la central de los sindicatos, uno de los edificios tomados por los naranjas, los manifestantes hacían una larga cola para comer en la cantina, convertida en comedor social. Los habitantes de Kiev contribuían a alimentar a los forasteros con sus guisos. Y no eran sólo los dueños de restaurantes, comercios o empresarios de todo género, sino gente sencilla que sentía responsabilidad por quienes estaban en las calles de una ciudad que en más de un 70% votó a Yúshenko. Mientras esperaba a que le devolvieran dos cacerolas en las que había llevado patatas cocidas a los manifestantes, Tatiana, de 78 años, explicaba que tenía una pensión de jubilación 200 grivnias (uno 30 euros) y que no le importaba quedarse sin ella por alimentar "a estos jóvenes" que trabajan por el futuro.
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