Carrera contra el tiempo
Los analistas políticos aseguran que es urgente reforzar el Estado central antes de plantear un proyecto federal en Ucrania
¿Es la solución de los problemas de Ucrania una reforma que diera carácter federal al Estado hoy unitario? "Sí, a medio y largo plazo, pero no hoy", contestan políticos y politólogos, interpelados por esta corresponsal en Kiev. El Estado ucranio no ha cristalizado como tal, y plantear el federalismo hoy, dicen, equivaldría a despedazar este país de más de 600.000 kilómetros cuadrados, cuyas regiones orientales y occidentales viven en coordenadas diferentes. Argumentan también que las "inmaduras" élites regionales se afirmarían de forma caciquil en sus feudos en contra de los derechos del ciudadano de a pie.
La élite estatal participa en mayor o menor medida de los vicios regionales y, desde la independencia en 1991, se ha visto afectada por escándalos económicos, que reflejan las opacas vinculaciones del poder y el dinero. Uno de los jefes de Gobierno de Ucrania, Pavel Lazarenko, está siendo procesado en EE UU por fraude.
"En Ucrania se está produciendo una revolución contra el régimen de clanes y oligarcas, que han dirigido el país y que sólo han dejado medrar a los suyos y permitido enormes injusticias sociales", afirma Dmitri Vydrin, director del Instituto Europeo de Integración y Desarrollo de Kiev. "La federalización surgirá en el futuro, porque las diferencias regionales son demasiado grandes para convivir en un Estado unitario", opina.
El politólogo cree, no obstante, que las prioridades son otras: además de nuevas elecciones, una reforma constitucional que redistribuya los poderes del presidente entre el parlamento y el Gobierno. Después, una reforma administrativa para dar más derechos políticos y económicos a las regiones, incluida la elección de los gobernadores, nombrados hoy por el presidente del Estado, con excepción del jefe de Gobierno de Crimea, que es elegido por el parlamento local.
La concesión de más derechos a las regiones debería acompañarse con un reforzamiento de los derechos de los municipios, señala Vydrin, que propone también medidas legislativas que revisen las privatizaciones fraudulentas efectuadas en beneficio de los clanes en el poder. De ellas se han beneficiado, entre otros, el yerno del presidente Kuchma, Víctor Pinchuk, que junto con el oligarca Rinat Ajmétov, de la región de Donetsk, han privatizado los mayores altos hornos del país a precio de saldo.
Vyacheslav Chernovyl, ideólogo de la independencia ucrania y preso político en época soviética, se planteó en 1991 el tema del federalismo, recuerda Vydrin. "Pero renunció a la idea, porque desconfiaba del nivel cultural de las élites locales corrompidas y temía a los clanes regionales. Trece años después, las élites locales siguen siendo corrompidas y hay peligro de que la bandera del federalismo permita la perpetuación de los clanes", señala el politólogo. "Poner en marcha un proyecto federalista sin tener un centro fuerte sería peligroso", dice el politólogo Mijaíl Pogrebinski.
Ayer, en el Parlamento, un diputado comparaba la situación en Ucrania con la de Mijaíl Gorbachov, cuando la URSS se le caía a pedazos. Ucrania no es la URSS, pero el tiempo y el problema, que tan bien describió el politólogo español Juan Linz, es igual para ambos: consolidar el Estado antes de que las regiones consoliden su propio proyecto, o la ruptura será imparable.
Ayer, aún se podían evitar procesos irreversibles. El gobernador de Donetsk, Anatoli Blizniuk, anuló la convocatoria de un referéndum sobre un estatuto de república federada en el seno de Ucrania previsto para el 5 de diciembre. Blizniuk quiere organizar el plebiscito legalmente, en el plazo mínimo de un mes y el máximo de dos meses. Las regiones esperan, pero a Kiev le queda poco tiempo.
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