Una entrevista que marcó la campaña electoral

El 26 de enero, tras difundirse la reunión de Carod con ETA, Aznar lanzó una andanada contra el secretario general del PSOE. "Con esos compañeros de viaje", dijo, en alusión al líder de ERC, "es con quienes, al parecer, Rodríguez Zapatero quiere gobernar España".

La noticia no sólo desencadenó una crisis en la Generalitat (PSC, ERC e ICV), sino también una grave fractura entre el PSOE y los socialistas catalanes. Zapatero emplazó públicamente al presidente catalán, Pasqual Maragall, a aceptar la "dimisión" de su conseller en cap. Pese a su resistencia inicial, Maragall acabó forzando su cese para resolver la crisis. Pero fue un cierre en falso.

El 18 de marzo, la tormenta se desencadenó de nuevo. El detonante fue el comunicado de ETA que anunciaba una tregua limitada a Cataluña. Zapatero advirtió a ERC de que, si no asumía sus responsabilidades, sería imposible mantener el tripartito catalán. Maragall nombró a Josep Bargalló, también de ERC, conseller en cap, un puesto vacante desde la salida de Carod, cortando así los rumores sobre su hipotético regreso.

El PSOE sabía que este escándalo sería minúsculo comparado con el vendaval de indignación que levantaría un nuevo atentado. Así lo entendía también el PP. El 29 de febrero, recién iniciada la campaña electoral, la Guardia Civil interceptó en Cuenca una furgoneta con 536 kilos de explosivos. "Carod Rovira estará muy satisfecho de que no fuese hacia Cataluña", declaró el ministro del Interior, Ángel Acebes.

El PSOE pidió al Gobierno, sin éxito, que reuniera el Pacto Antiterrorista para sacar a ETA de la campaña. "Si no fuera por Carod, no tendría nada que decir", le reprochó Zapatero al candidato del PP a La Moncloa, Mariano Rajoy. El 10 de marzo, en Barcelona, Rajoy pidió el voto "de los socialistas que se avergüenzan de Carod". El 11-M, pocas horas después de la masacre, el director de informativos de TVE, Alfredo Urdaci, entrevistó en directo a Zapatero. Lo primero que hizo fue preguntarle por Carod Rovira.