Piqué: "En el momento del golpe todos pensábamos que el nuevo presidente era Pedro Carmona"

Josep Piqué, ministro de Asuntos Exteriores cuando se produjo el golpe de Estado en Venezuela, aseguró ayer en Tele 5 que en aquellos momentos todos pensaban que el nuevo presidente de Venezuela era Pedro Carmona. El ex ministro se refirió a la conversación de José María Aznar con Carmona revelando que llamó el "presidente Carmona", y añadió que "en aquel momento todos pensábamos que era el nuevo presidente de Venezuela". "Como es natural", prosiguió, "Aznar le contestó la llamada y le insistió en que tenía que producirse una rápida normalización, que todo tenía que hacerse de acuerdo con la Constitución y el máximo respeto a las instituciones democráticas".

Ante la pregunta de si el Gobierno le dijo a Carmona que diera marcha atrás en el golpe, respondió que "en aquellos momentos la información de que disponíamos era que, ante una enorme presión popular que existía, el presidente Chávez había decidido renunciar y abandonar el país". Por tanto, añadió, "nosotros partíamos de algo que nos parecía un hecho consumado, después ya se vio que no, pero inmediatamente todo el mundo tuvo muy claras sus posiciones".

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, comparecerá el 1 de diciembre ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para explicar sus declaraciones sobre Aznar. "Lo va a hacer bien y va a dar aclaraciones suficientes, más allá de las diatribas partidarias", vaticinó ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro egipcio, Hosni Mubarak.

La línea argumental y documental que desarrollará el ministro es un secreto que probablemente persistirá hasta su comparecencia. Desde la discreción de Exteriores en torno a este asunto se destila la idea de que no habrá, probablemente, un único documento capaz de demostrar literalmente que Aznar instruyó a su embajador en Caracas para que apoyara el golpe, sino más bien un conjunto de evidencias, incluso documentales, que confluyen en la conclusión de que el Gobierno español en 2002 no sólo no condenó el golpe, sino que se precipitó a dialogar con el líder golpista, Pedro Carmona.