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Corinne Maire lanza un subversivo elogio al trabajador vago

El ensayo 'Buenos días, pereza' llega a España convertido en un fenómeno editorial

Elsa Fernández-Santos

Entre el ensayo y el panfleto, Buenos días, pereza se ha convertido en un singular fenómeno editorial. Un elogio de la indolencia que sólo en Francia ha vendido 250.000 ejemplares y que, según The New York Times, ha convertido a su autora, Corinne Maire, en la nueva heroína de la contracultura. La propuesta del libro, subtitulado Estrategias para sobrevivir en el trabajo, es simple: cruzarse discretamente de brazos y ser un parásito. El asalariado (que ya no cree en nada y menos aún en su empresa) acabará así con el sistema.

Buenos días, pereza (Ediciones Península) causó estragos en la última Feria de Francfort. Venía precedido de un dato: en Francia (donde salió a la venta el pasado 1 de mayo) se ha llegado a vender a un ritmo de 20.000 ejemplares semanales. En su primer capítulo proclama: "Este libro os ayudará a utilizar en vuestro provecho la empresa que os emplea, a diferencia de lo que ocurría hasta ahora, que era ella la que se aprovechaba de vosotros. Os explicará por qué trabajar lo menos posible redunda en vuestro interés y cómo se puede minar el sistema desde el interior sin que se note".

A sus 41 años, la economista y psicoanalista Corinne Maire se sonríe ante el impacto que ha causado su mensaje inequívoco. Aunque a ella le ha causado más de un problema, anima a todos los asalariados a poner en práctica su método antiempresa. "Hoy en día lo importante no es participar sino participar lo menos posible. Desde hace 15 años trabajo como economista en la Électricité de France (EDF). Cuando el libro se publicó, el octavo que he escrito, me regalaron una formidable publicidad al acusarme de estar gangrenando el sistema desde su interior. Trabajo a tiempo parcial desde hace algunos años y, sí, temo por mi futuro laboral, aunque ahora soy rica y famosa y puedo verlo con cierta distancia. Pero la situación que ha provocado el libro es muy rara y sé que podrían despedirme en cualquier momento, pero no ahora, ya se sabe cómo son las empresas...".

En un mundo ordenado de tal manera que la desmotivación es moneda común y en el que los trabajadores sólo tienen una meta: cobrar a fin de mes, Maire cree en la sentencia de muerte de la empresa. El camino es lento ("¿quién sabe cuánto tiempo?", dice ella), pero seguro. "La retórica empresarial es el nivel cero del lenguaje, aquél en el que las palabras no significan nada. La organización absurda del trabajo, que ha vaciado de contenido su concepto, ha cavado su propia tumba", asegura con firmeza.

La empresa, continúa Maire, caerá víctima de su propia trampa al haber querido coexistir con dos discursos contradictorios e incompatibles, el de la obediencia y el de la libertad. Así, y una vez descubierto el "absurdo" pastel, sólo cabe convertirse en un discreto inútil, que no quiere cargos de responsabilidad y que reconoce a los suyos ("por detalles en la ropa, por cierto sentido del humor") entre los otros empleados.

Maire, que ahora prepara un libro colectivo con reflexiones y artículos sobre el mundo del trabajo, defiende los empleos temporales o a tiempo parcial y dice que a sus dos hijos les está educando para que se encaminen hacia profesiones menos "integradas" (el arte, la ciencia, la enseñanza). "Yo no tengo las claves para el futuro", afirma. "Resulta divertido que me pregunten como si fuera un oráculo. No sé, quizá debería decir que ha llegado el final del capitalismo. Todos lo creerían y a lo mejor caían de una vez todas las bolsas. Quizá debería hacerlo".

Corinne Maire, ayer en Madrid.
Corinne Maire, ayer en Madrid.LUIS MAGÁN
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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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