Las tres diputaciones han prestado ayuda psicológica a más de 600 maltratadas
El País Vasco cuenta con 52 pisos de acogida para mujeres que sufren malos tratos
Las tres diputaciones han facilitado atención psicológica durante los diez primeros meses del año a más de 635 mujeres víctimas de malos tratos a manos de sus parejas. En ese mismo periodo, han prestado información jurídica a más de 626 maltratadas.
Los servicios sociales municipales son una de las primeras puertas que tocan muchas mujeres que sufren malos tratos, hayan o no presentado denuncia. Desde ellos tienen oportunidad de acceder al apoyo psicológico y jurídico que ofrecen gratuitamente las instituciones forales. Hasta octubre, la Diputación de Álava prestó atención psicológica a casi 170 féminas (a lo largo de todo el año pasado ayudaron a 186) y orientación jurídica a otras 227 (263 en 2003). Su homóloga en Guipúzcoa ha tratado en estos diez meses a 217 mujeres (269 en todo el ejercicio anterior) y ha guiado jurídicamente a 88 (131). Vizcaya sólo cuenta con los datos del primer semestre: 248 maltratadas han recibido atención psicológica (413 en todo 2003) y 311, información jurídica (534).La atención psicológica que facilitan las diputaciones se halla también al alcance de los hombres que ejercen el maltrato. El número de agresores que ha accedido este año al servicio (66), está evidentemente muy por debajo del número de víctimas. Álava ha ayudado en los diez primeros meses a 39 hombres, frente a los 49 a los que trató a lo largo de todo 2003. Guipúzcoa ha asistido de momento a ocho, tres más que todo el pasado año. Vizcaya dio apoyo psicológico en el primer semestre a 19 agresores (55 en el conjunto del ejercicio anterior).
Gestionados por las diputaciones o los ayuntamientos, Euskadi cuenta con 52 pisos de acogida para las mujeres maltratadas que se ven obligadas a abandonar su hogar. La filosofía general es que sean un refugio temporal, por unos tres o cuatro meses, hasta que las víctimas sean capaces de reorganizar su vida e independizarse.
Junto a los fríos datos, una fecha: el próximo jueves, Día Internacional Contra la Violencia Hacia la Mujer, en el que se desarrollarán diversas campañas institucionales. Y en medio de las cifras y las fechas señaladas, unas involuntarias protagonistas que, en su mayoría, acuden al servicio de atención psicológica "con un sentimiento de culpabilidad y fracaso grande, baja autoestima y un importante estado de indecisión, entre otras cosas porque suelen depender económicamente del agresor", comenta Pilar Astiazaran, trabajadora social del Servicio de Inserción Social de la Diputación de Guipúzcoa.
El tratamiento que se dispensa a estas mujeres tiene, por tanto, como principal objetivo ayudarles a que "tomen distancia de los hechos" y tomen fuerzas para determinar cómo actuar ante ellos, agrega Astiazaran.
En este sentido, explica que una parte de las mujeres que acuden a este servicio lo hacen antes de decidir si denuncian o no a sus maltratadores. "Una vez que toman conciencia de los hechos y de que no se pueden admitir, les resulta más fácil tomar una resolución", apunta la trabajadora social. Y es que en más de una ocasión, cuando se presenta la denuncia sin pasar antes por el tratamiento, la mujer termina retirándola, porque "no es consciente de todo lo que conlleva y no está preparada para afrontarlo".
Convencida de que "la falta de igualdad entre hombres y mujeres" es la causa principal de los malos tratos, Pilar Astiazaran subraya que, más allá de "facilitar medidas asistenciales cuando la agresión ya se ha dado", es preciso insistir en el trabajo en favor de la igualdad entre ambos sexos. "Ha habido cambios", aunque un vuelco de la situación requerirá el paso de "algunas generaciones", apostilla.
Protección a las víctimas
Frente a quienes atacan los programas de apoyo psicológico a los maltratadores, Enrique Echeburua, catedrático de Psicología Clínica de la UPV, es tajante: "Tratando a los hombres estamos protegiendo a las mujeres".
Echeburua, quien forma parte de los equipos que prestan el servicio de atención psicológica que ofrecen Álava y Vizcaya, considera que la respuesta penal a los agresores resulta "insuficiente por muchos motivos". Para empezar, buena parte de los condenados por malos tratos no llega a entrar en la cárcel, y, aunque lo haga, al salir de prisión puede volver con su pareja o rehacer su vida con otra mujer, con la que puede reproducir la violencia.
Para seguir, buena parte de las afectadas no presenta denuncia, con lo que el caso no entra en la vía penal. Muchas, "alrededor de un tercio", siguen viviendo con sus parejas, "por dependencia emocional, económica o de otra índole", añade.
Ante estas realidades, el catedrático de la UPV lo tiene claro. "Muchos de los agresores, otros no, en sus momentos de lucidez se arrepienten. Si en lugar de tratarlos como apestados, logramos rehabilitar a parte de ellos, estamos protegiendo a otras posibles víctimas".
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