Fox confirma a España el compromiso de México con las cumbres iberoamericanas

Vicente Fox, presidente de México, el país que cooperó decisivamente con España para crear, en 1991, las cumbres iberoamericanas, hizo ayer el esfuerzo de viajar a San José y almorzar con el rey Juan Carlos y con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para reafirmar su compromiso con este sistema multilateral imprescindible para las relaciones exteriores españolas. La breve visita de Fox a la cumbre resulta emblemática, dada la ausencia de grandes líderes en la reunión y las dificultades que México ha planteado a la reforma del sistema.

Los estatutos de la nueva secretaría permanente, que serán aprobados hoy por los 21 países integrados en las cumbres, son la piedra angular de un proyecto de remodelación integral, que, según el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, debería conducir a la práctica refundación de este foro cuando, dentro de un año, se reúna la XV Cumbre Iberoamericana en Salamanca.

Las normas sometidas hoy al consenso de los líderes son, sin embargo, menos ambiciosas que el proyecto aprobado en Santa Cruz de la Sierra hace un año, y México, junto a Venezuela y Cuba, es el mayor responsable de que la secretaría permanente que nace tenga menor capacidad para dar voz internacional y coordinar la cooperación con los 21 de lo que España quería. La ausencia en San José del presidente de Brasil, tercer pilar fundacional de las cumbres, en el contexto de una cadena de deserciones que incluye a los líderes de Chile, Brasil, Perú, Venezuela, Cuba y Portugal, configura una crisis que observadores cualificados relacionan con el clima de tensiones y divergencias dejado por el ex presidente José María Aznar en el sistema de relaciones iberoamericanas.

Celestino del Arenal, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, en un reciente artículo publicado por el Real Instituto Elcano, sostiene, en efecto, que con su gestión unilateral de estas cumbres, agudizada precisamente en el momento en que el seguidismo de Bush en el conflicto de Irak alejaba visiblemente al Gobierno español de los de México y Chile, Aznar despertó todos los recelos y agravios comparativos que amenazan tradicionalmente a las relaciones entre España y América Latina.

Aznar introdujo el proyecto de reforma de las cumbres en Punta Cana, en 2002, sin consultar previamente con Fox la propuesta de encomendar su elaboración al brasileño Fernando Henrique Cardoso. De nuevo, en 2003, presentó directamente a los líderes reunidos en Santa Cruz de la Sierra un borrador de estatutos de la secretaría permanente que no había sido sometido a las reuniones preparatorias de la cumbre.

Esa estrategia unilateral, preludiada por la tendencia a introducir temas conflictivos, que ya se puso de manifiesto en Panamá en 2000, por la condena de ETA que se negó a secundar Cuba, se saldó con dos éxitos sonados, pues tanto la designación de Cardoso como los estatutos se aprobaron, aunque las resistencias de fondo eran importantes. Pero el coste político no lo fue menos.

La secuencia televisiva grabada en Santa Cruz en la que Aznar posaba con expresión ceñuda junto al Rey y Fox, que charlaban animadamente, y se retiraba abruptamente de la escena sin pronunciar palabra, expresó con contundencia adónde habían llegado las relaciones entre los inquilinos de Los Pinos y La Moncloa.

Seis meses después, en una reunión técnica celebrada en la localidad boliviana citada, la delegación mexicana exigió una drástica reforma del concepto de secretaría permanente aprobado en la cumbre por sorpresa. El breve viaje de Fox a almorzar ayer, como en cada cumbre, con los jefes de Estado y Gobierno de España, a caballo entre los problemas presupuestarios que le retenían en México y su desplazamiento a Chile para participar en la reunión del APEC, expresa la voluntad del mexicano de seguir siendo un pilar de las cumbres, pese a las diferencias. Moratinos, por su parte, se comprometió el jueves en San José a "resucitar" el espíritu fundacional de las cumbres el próximo año, en Salamanca, pero rechazó de plano que la reunión actual marque un declive o esté "devaluada" por las ausencias de líderes.

Por el contrario, el ministro calificó esta reunión de "histórica", por lo que la aprobación de los estatutos implica en el proceso de reforma, destacó que Brasil sigue siendo el tercer pilar de las cumbres, ya que jugó un papel esencial en el logro del consenso final sobre la secretaría, y restó importancia a que falten líderes de países grandes con esta frase: "Aquí todos somos iguales, y ésa es la grandeza de la comunidad iberoamericana".