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Amin Maalouf se adentra en las leyendas de su familia en 'Orígenes'

El escritor investiga sobre los silencios y los secretos en su última novela

Aurora Intxausti

Las contradicciones de su propia existencia y el querer saber algo más sobre su identidad llevaron al escritor Amin Maalouf (Beirut, 1949) a investigar durante tres años y medio en los secretos y silencios de su familia y escribir Orígenes (Alianza / La Campana). El escritor hurga en su memoria para resucitar el destino de los Maalouf, que desde Líbano, en donde nacieron, viajaron por el mundo y algunos de ellos llegaron a finales del siglo XIX a Cuba.

Maalouf recorre un siglo de la saga familiar convocando a los muertos y a los vivos, a los fantasmas de sus antepasados para explorar en las leyendas que han corrido a lo largo de los años de boca en boca. El escritor ha descubierto papeles amarillentos en los que su abuelo escribió sobre lo que sentía, pensaba y soñaba, ha revuelto en los arcones y se ha encontrado con su propia historia. En esta aventura que cubre en el tiempo más de cien años retrata toda una época periclitada, con las convulsiones que llevaron al desmoronamiento del imperio otomano, y le permite forjarse una idea clara de cómo eran, cómo pensaban y lo que llevó a los Maalouf a la diáspora. "En mi familia hubo de todo y se registraron muchas peleas religiosas porque unos eran místicos, otros, masones; unos, profesores; otros, comerciantes, y todos, soñadores, políglotas y cosmopolitas", dijo ayer Amin Maalouf durante la presentación del libro en Madrid.

"Tenía una deuda contraída con mi gente y tal vez conmigo mismo, y por eso me sentí obligado a escribir Orígenes. En mi familia, como ocurre en casi todas las del mundo, había cosas de las que nunca se hablaba, cosas que han permanecido en secreto durante muchos años y que yo deseaba investigar. Lo había aplazado durante demasiado tiempo y llegó un momento de mi vida en el que pensé que ya era hora de escribir esos episodios sobre los que nunca se había hablado".

Maalouf contó con orgullo cómo descubrió con sorpresa, cuando leyó los diarios de su abuelo, un hombre que vivió en las montañas de Líbano, que había una frase escrita en esos papeles que coincidía con otra que figuraba en su exitosa novela León el africano. "Tenía miedo de que la historia de mi familia cayese en el olvido porque éste es peor que la muerte física, ya que la muerte es inevitable. Olvidar sería injusto". Al escritor libanés le gusta hablar de orígenes, no de raíces, "porque éstas atan al hombre e impiden que se mueva, mientras que el origen va dando sentido al presente". Amin Maalouf le da un valor especial a este libro porque, según dice, "ahora me conozco mejor y sé por qué mi abuelo dejó las montañas perdidas de Líbano para comenzar la diáspora, o por qué se atrevió a no bautizar a sus hijos, cosa que después hizo mi tío al morir".

El escritor, exiliado en Francia desde 1975, se muestra pesimista con respecto a la situación de Líbano hoy, de Oriente Próximo y del mundo en general. "La situación global es inquietante, cada día me parece más preocupante. Recordó que hace 15 años, con el final de la guerra fría, se abrió una esperanza para el mundo, pero ahora se ve que no, que hemos pasado de la confrontación ideológica a la de la identidad, y las ideologías permitían un debate, mientras que la confrontación por identidad sólo da lugar a la violencia, no hay un espacio para la discusión. No es que sea partidario solamente de la confrontación ideológica, pero la prefiero", sentencia.

Amin Maalouf, en Madrid.
Amin Maalouf, en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ
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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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