CiU negocia que las nacionalidades tengan un funcionario ante la UE

Convergència i Unió (CiU) está negociando con el Ministerio de Asuntos Exteriores que uno de los dos funcionarios autonómicos que formarán parte de la representación permanente de España ante la Unión Europea (UE) pertenezca, de forma rotatoria, a una nacionalidad. Así lo explicó ayer el secretario general de Convergència, Artur Mas, ante la ejecutiva del partido, que se reunió en el Monasterio de Montserrat en conmemoración del trigésimo aniversario de la fundación de CDC que se cumplía justamente ayer.

Los dirigentes de Convergència quieren llegar al mes de enero con los deberes hechos para así dar un revés a su posición inicial y acabar apoyando la Constitución europea. Y no escatiman esfuerzos y conversaciones con el Gobierno central para que puedan cumplirse los requisitos planteado por CDC: el reconocimiento institucional y lingüístico de Cataluña ante los organismos comunitarios.

En el frente lingüístico, CiU espera que el Gobierno central reconozca la unidad del catalán ante la UE y pida su oficialidad. En cuanto a la presencia de las comunidades autónomas en Bruselas, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometió en el Congreso a elaborar un reglamento antes de fin de año y anunció que dos funcionarios autonómicos se integrarían en la representación española. Convergència i Unió pretende que uno de ellos pertenezca, de forma rotatoria, a una nacionalidad histórica (Cataluña, País Vasco y Galicia) y el otro en representación del resto de regiones. El problema que podría encontrarse CiU es que, legalmente, Andalucía también es una comunidad histórica, pues obtuvo su estatuto por la vía rápida, es decir, aplicando el artículo 151 de la Constitución.

Mas informó a la ejecutiva de que CiU está negociando este punto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y que, en principio, cuenta con el visto bueno del Gobierno del lehendakari, Juan José Ibarretxe.

De momento, los pasos dados por José Luis Rodríguez Zapatero no satisfacen, muy a su pesar, a los nacionalistas. "Es una lástima", admitió ayer Artur Mas en Montserrat, "que no podamos hacer una valoración más positiva de todo este proceso, pero espero que en enero, cuando nos tengamos que decantar por el sí o por el no, tengamos todos los elementos sobre la mesa para hacer una valoración definitiva y más global que en este momento".

Mas resumió la posición de CDC respecto a la Constitución europea: "De momento estamos en standby", aunque admitió la "voluntad positiva" del Gobierno en favor del reconocimiento de Cataluña ante la UE.

Libertad de voto

El líder convergente quiso también salir al paso del batiburrillo de votaciones registrado el martes en el Parlament por parte de los diputados de CDC cuando se debatía la posibilidad de que los homosexuales puedan adoptar. Un diputado votó a favor, otro en contra y otro se abstuvo, mientras que los tres democristianos de Unió lo hicieron en contra. Mas defendió ayer el "principio básico" de su partido, que otorga libertad de voto a sus miembros en cuestiones que afectan a "la sensiblidad o la conciencia personal de cada uno".

En este sentido, anunció que cuando este asunto se someta a votación en el pleno del Parlament, él personalmente votará en contra de la medida, aunque no explicó los motivos.