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Reportaje:

La cara moderada del exilio cubano

El empresario de Miami Carlos Saladriga ha viajado a Madrid para promover una transición en Cuba parecida a la española

Francisco Peregil

Hay casi un millón y medio de cubanos viviendo en el sur de Florida. Y decenas de organizaciones de exiliados. Pero no es posible encontrar una sola cara en Miami que aglutine a todos los cubanos que se oponen a Fidel Castro. Ni un nombre, ni una estrategia, ni una ideología. Murió hace siete años el multimillonario Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, y los cubanos de Miami se quedaron sin referentes. Y en éstas llegó Carlos Saladrigas a Madrid, presidente del Grupo de Estudio de Cuba. Busca ayuda del Gobierno para encauzar una transición hacia la democracia en Cuba que tenga como referente la transición española.

Saladrigas no es ni por asomo el gigante que parecía ser Mas Canosa. Su asociación apenas aglutina a una veintena de empresarios cubanos. Pero está llamando a las puertas de Europa con uno de los discursos más moderados del exiliado cubano.

"No hay que tirarle salvavidas al régimen, pero tampoco hundir al pueblo cubano"

Tiene 56 años. Salió de Cuba con 12 años. A los 17 murió su madre. Con 19 se casó. Mientras cursaba Administración de Empresas en la Universidad de Harvard, recibía ayudas del Estado para comer en públicos.

Ha vivido en México, en Nueva York y en Boston. Fundó su propio negocio en 1984. Era una empresa que ofrecía servicios de recursos humanos a otras más pequeñas. En 1999, después de haber hecho crecer la compañía en un 150% cada año, la vendió a otra empresa americana. Ahora Saladrigas dispone de dinero suficiente para vivir tranquilo y tiempo para dedicárselo al Grupo de Estudio de Cuba. Ha sido republicano toda su vida pero asegura que nunca ha mezclado su orientación política en Estados Unidos con las cuestiones del exilio.

Saladrigas empezó a cambiar su forma de pensar respecto a la estrategia a seguir contra Fidel Castro hace cinco años. El 23 de noviembre de 1999 se hundió la balsa en la que viajaba el niño de cinco años Elián Rodríguez junto a su madre y otros 14 cubanos. La madre y la mayoría de los náufragos murieron. Pero Elián fue rescatado dos días después cuando flotaba sobre un neumático. Juan Miguel González, el padre de Elián en Cuba, miembro del Partido Comunista, reclamó a su hijo. Pero la familia de Elián en Miami y los exiliados cubanos convirtieron el caso Elián en una bandera anticastrista y lucharon ante los tribunales de EE UU para que el pequeño se quedase en Miami. Saladrigas era uno de los ilustres empresarios que se manifestó en la calle pidiendo que el niño se quedara en Miami. Hoy se arrepiente de aquello. "Elián González fue como una catarsis. Los exiliados nos estábamos metiendo en callejones sin salida. De la confrontación el único que sale ganando es Castro. El caso aquél presentó al exilio cubano como un grupo de fanáticos intransigentes, cuando no lo somos".

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A partir de aquel año, Saladrigas se mostró contrario al aislamiento de Cuba. ¿Significa eso que está en contra del embargo? No. "El embargo no es lo idóneo. Pero ya existe. Si tuviéramos que empezar a tomar medidas ahora, yo pensaría algo distinto, pero no tendría sentido ahora mismo darle un premio al régimen. El dictador encarceló hace menos de un año a 75 personas a cadena perpetua y ejecutó a tres pobres infelices que trataron de huir de Cuba". Entonces... ¿Qué distingue a Saladrigas del núcleo duro del exilio cubano?

"Yo soy partidario de sanciones más inteligentes", señala. "No hay que tirarle un salvavidas al régimen, pero tampoco hundir al pueblo. Así que yo rompería el aislamiento de Cuba permitiendo más viajes de exiliados. Que se pueda facilitar la transmisión de ayuda. Se le debe pedir a La Habana que levante el permiso de salida a Cuba de los ciudadanos cubanos".

Saladrigas también pretende "desamericanizar el problema". Y para eso quiso entrevistarse esta semana con el secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León. "No es una cosa sólo de Estados Unidos y Cuba. Europa y España, sobre todo, tienen mucho que decir. Pueden luchar, por ejemplo, para que en las inversiones que se hagan allí se contrate libremente al obrero de Cuba sin la intermediación del Gobierno".

¿Y en qué se distingue Saladrigas y su asociación de otras decenas de grupos de exiliados cubanos de carácter moderado?

"Hay otros grupos moderados que se han dedicado en darle un apoyo muy directo a la oposición interna, en suministrarle libros a la sociedad civil, y el nuestro, como empresarios que somos, es aportar nuestros puntos de vista a los Gobiernos de Estados Unidos y de Europa", argumenta Saladrigas.

¿Y no hay otros grupos moderados que también quieren aportar su punto de vista a los Gobiernos? "Sí. Y de hecho, a veces colaboramos. Se trata de sumar, no de dividir".

Pero, ¿qué influencia, qué peso tiene realmente Saladrigas y su asociación entre sus compatriotas cubanos de Miami? "Somos un grupo pequeño", reconoce. "De apenas veintitantos empresarios. No queremos ser una organización grande. No somos un grupo de calle. No somos ni pretendemos ser la organización más poderosa o representativa del exilio cubano. Pero hemos hecho encuestas para saber que hay una necesidad en el exilio de buscar nuevas alternativas. Queremos crear ambiente...".

Carlos Saladriga, esta semana en Madrid.
Carlos Saladriga, esta semana en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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