Un grupo insurgente secuestra en Bagdad a tres familiares del primer ministro iraquí
Las tropas de Estados Unidos aseguran que ya controlan la mitad de la ciudad de Faluya
Los tropas estadounidenses han tomado en las últimas horas edificios estratégicos de Faluya después de dos noches seguidas de intensos bombardeos y combates callejeros. Mientras, en Bagdad, un grupo insurgente secuestró a tres familiares del primer ministro del Gobierno provisional, Ayad Alaui, y amenazó con asesinarles si no ordena detener la ofensiva contra Faluya. Militares iraquíes que participan en el ataque aseguraron ayer que habían encontrado una casa en la que varios rehenes habían sido secuestrados y degollados.
Entre los edificios capturados en Faluya está el Ayuntamiento, dos mezquitas, un centro comercial y otros objetivos estratégicos en el centro de la ciudad, situada 50 kilómetros al oeste de Bagdad, en la carretera que une la capital iraquí con Jordania.
El avance de las tropas estadounidenses, unos 6.000 efectivos apoyados por 2.000 soldados iraquíes, ya ha superado la avenida central que divide en dos partes una ciudad que, desde hace seis meses, se ha convertido en el principal bastión de la insurgencia suní en Irak. El capitán Robert Bodisch señaló a la agencia Reuters que las fuerzas de EE UU tenían "una amplia presencia" en el noroeste y el oeste. Los militares informaron de que habían utilizado una bomba guiada por láser para destruir una mezquita en la que estaban refugiados "elementos anti-iraquíes".
Los insurgentes siguen luchando calle por calle para retirarse a nuevas posiciones mientras que los marines utilizan muy a menudo el apoyo aéreo y de la artillería. Las batallas continuaban anoche en los barrios de Resala y Nazal, al sur de la ciudad, hacia donde parecía que se estaban refugiando los guerrilleros.
El general Thomas F. Metz, responsable de las operaciones militares en Irak, señaló que los mandos preveían "varios días más de dura lucha callejera" antes del final de la ofensiva sobre Faluya. Fuentes oficiales aseguraron que habían muerto 11 marines y dos militares iraquíes -el mismo número de bajas que el martes- y que 31 soldados habían resultado heridos. No se facilitó ninguna cifra de víctimas civiles -la mayoría de los 300.000 habitantes de Faluya abandonaron la ciudad antes del principio de la ofensiva-, aunque militares de EE UU cifraron en un centenar el número de insurgentes muertos en los tres primeros días de la operación, que comenzó el lunes después de que diese su autorización el primer ministro provisional iraquí, Ayad Alaui.
La primera consecuencia política de la ofensiva sobre Faluya ha sido la retirada de la principal formación suní del Gobierno provisional y el llamamiento realizado por el Consejo de Ulemas (máxima autoridad religiosa suní) a boicotear las elecciones generales, previstas para enero.
Amenaza de decapitación
El portavoz del Ejecutivo anunció el secuestro en Bagdad de tres familiares de Ayad Alaui, un primo, su esposa y el hijo de ella. El primo del primer ministro, Ghazi Alaui, de 75 años, no tiene ninguna relación con la política y no desempeña puesto oficial alguno. Un grupo llamado Ansar al Yihad reivindicó el secuestro a través de una página web y exigió que se levantase el cerco sobre Faluya y la liberación de todos los prisioneros en Irak en 48 horas. En caso de que no se cumplan sus condiciones, amenaza con decapitar a los rehenes. La ofensiva sobre Faluya ha coincidido con un rebrote de la violencia en el resto del país. Los insurgentes anunciaron ayer, a través de un vídeo, la captura de 20 guardias nacionales iraquíes durante el asedio.
En su avance hacia el centro de Faluya, las fuerzas estadounidenses e iraquíes descubrieron varias casas en las que aseguran que han sido retenidos y asesinados varios rehenes, según explicó el general Abdel Kader Mohan a varios periodistas en un cuartel cercano a Faluya. "Hemos descubierto viviendas que utilizaban los secuestradores para degollar a los rehenes, las ropas negras que llevaban, cientos de CD y registros llenos de nombres", indicó el oficial.
Trabajadores humanitarios manifestaron a Reuters que la ofensiva estaba creando una crisis humanitaria e informaron de que estaban muriendo civiles al no poder recibir atención médica. "Desde el punto de vista humanitario es un desastre", señaló Firdoos al Ubadi, de la Media Luna Roja. Al Ubidi explicó, como ejemplo, que una mujer murió al dar a luz, al igual que su hijo, ya que no pudieron ser atendidos durante un parto difícil.
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