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Reportaje:

Vinilos en el andén

La estación de Francia acoge hasta mañana la segunda Fira del Disc Ciutat de Barcelona

Trenes, maletas, mochilas, discos de coleccionista y todo tipo de objetos relacionados con el rock pueden parecer una mezcla curiosa, pero es la que desde ayer y hasta mañana puede encontrar cualquiera que pase por la estación de Francia de Barcelona. Allí, sin alterar su actividad ferroviaria, se ha instalado la Fira del Disc Ciutat de Barcelona, que ayer abrió sus puertas y permanecerá abierta hasta las 21.00 horas de mañana domingo.

Unos 270 expositores, agrupando a 150 tiendas especializadas, ocupan seis andenes, del 9 al 14, del complejo ferroviario barcelonés. A la derecha, un Talgo esperaba para salir hacia Lorca mientras el Catalunya Expres llegaba desde Reus cargado con viajeros.

Se anuncian trenes hacia Zaragoza y Vinaroz mientras atronan los altavoces del escenario situado en el fondo de la zona discográfica, en el que se celebrarán media docena de conciertos. En esa zona, previo pago de seis euros (descuento con Carnet Jove y posibilidad de pase para tres días a mejor precio) se tiene acceso al mundo soñado por muchos coleccionistas: centenares de cajas repletas de vinilos grandes y pequeños de todas las épocas y con un recorrido que va de la copla al rock duro. La entusiasta respuesta de las tiendas especializadas ha sido la gota que se necesitaba para que los organizadores hayan tomado ya la decisión de celebrar dos ferias anuales en Barcelona: una en marzo y la otra en noviembre.

Un año más, los vinilos marcan su ley, aunque tanto los discos compactos como los DVD ganan terreno. Entre ambos, una nueva pieza de colección se abre paso: los discos compactos single, generalmente editados para promoción en radio.

Desde bastante antes de las 15.00 horas de ayer, un nutrido grupo de potenciales compradores se agolpaba a la entrada del recinto esperando el disparo de salida. Las mejores piezas se cobran en los primeros minutos, dicen los asiduos. Por el contrario, los que buscan ofertas no se dejan llevar por la premura, y las tiendas especializadas -miles de discos compactos a un euro- esperan con paciencia al comprador de sábado y domingo. Así, lógicamente las tiendas más visitadas en los primeros momentos son las llegadas de Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido.

Justo en la entrada, una vitrina reúne los objetos que se subastarán en la tarde del domingo. Todas las miradas se centraban en la pipa para hachís de John Lennon. En realidad se trata de una baratija de las que se pueden comprar en cualquier mercadillo, pero ésta viene con un certificado de Ken y Margaret Brunt, quienes aseguran haber trabajado para los Beatles entre 1967 y 1979 y que el propio John se la regaló; su precio de salida es de 2.800 euros.

Lo que también puede observarse con un simple paseo entre los expositores es la total falta de música clásica, country, folk o variedades similares. Todo está cada vez más decantado hacia el rock, y son los Beatles, Bob Dylan y Bruce Springsteen los que copan mayores espacios en franca lucha con Frank Zappa, que ha hecho eclosión en esta feria: pueden encontrarse centenares de grabaciones suyas tanto oficiales como piratas y hasta es fácil toparse con un DVD del concierto que ofreció en el Palacio de los Deportes de Barcelona en mayo de 1988 con el título Barcelona the hard way. Esas ediciones pirata, donde tampoco falta algún concierto de Dylan en Barcelona, son las más buscadas, aunque los precios más desorbitados siguen siendo para las ediciones originales en vinilo.

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