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LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA | La reacción de los mercados

Los mercados celebran la reelección del presidente

Los inversores fijan su interés en las empresas del sector energético, de defensa y seguridad

Fernando Gualdoni

Wall Street celebró ayer la victoria de Bush y la reacción se contagió a la mayoría de los mercados de los países europeos y Japón. La Bolsa estadounidense hace tiempo que había apostado por la reelección de Bush y ganó. Especialmente bien les fue a las acciones de las industrias de los sectores de la energía, defensa y tecnologías relacionadas con la seguridad, las más favorecidas por la política de Bush. El dólar perdió terreno frente al euro, porque se prevé que el problema del déficit público no está entre las prioridades del presidente.

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Puede decirse que ayer en los mercados confluyeron dos dichos muy populares: "No hagas mudanzas en tiempos de tempestad" y... "Mejor malo conocido que bueno por conocer". Wall Street ganó su apuesta por Bush y lo celebró avanzando en torno a un 1% casi al final de la sesión. El Nasdaq reaccionó igual. El mercado de valores tecnológicos también ganaba casi un 1% y, anticipándose a esta tendencia, las bolsas de Japón y Hong Kong, primero, y las europeas más tarde, se adelantaban en obtener ganancias en una jornada que auguraba buen dinero para todos.

Por las señales que dio el mercado ayer, las perspectivas apuntan a que Bush mantendrá a grandes rasgos, y por lo menos a medio plazo, la política económica que ha practicado desde los atentados del 11-S, muchas veces a salto de mata. Prueba de ello es que dos sectores que obtuvieron importantes ganancias ayer en los mercados de Nueva York fueron los de energía y defensa. A las compañías de la industria armamentística les ha ido de bien para mejor desde que Bush incrementó el gasto militar para la campaña de Afganistán en 2001, y las petroleras, con un precio del crudo rondando los 50 dólares, hacía tiempo que no ganaban tanto dinero como desde que comenzó la guerra de Irak hace un año y medio.

Entre las compañías energéticas destacó el fuerte incremento de Halliburton, la empresa de servicios del sector energético más grande del mundo, que el actual vicepresidente, Dick Cheney, dirigió desde 1995 a 2000, cuando la dejó para acompañar a Bush a la Casa Blanca. En cuanto arrancó la cotización ayer, la acciones de Halliburton se revalorizaron tres dólares, aunque más entrada la sesión el ímpetu alcista se frenó un poco, aunque no mucho. El FBI investiga si la compañía ha recibido algún tipo de tratamiento preferencial por parte del Gobierno, sobre todo porque ha sido una de las más beneficiadas por los contratos de reconstrucción de Irak.

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El mercado petrolero también reaccionó a la victoria de Bush con un aumento del precio del barril. En la jornada la cotización del crudo subió más de un dólar y si el alza no fue mayor se debió al aumento de las reservas estadounidenses. Las razones de fondo que han impulsado el precio en los últimos tiempos permanecen. No se prevé un cambio en la política exterior de Bush y sobre todo la que se dirige a Oriente Próximo, por lo que se prevé que el precio del petróleo se mantenga en los actuales niveles cercanos a los 50 dólares o incluso aumente. La inestabilidad en Irak seguirá teniendo una gran influencia en el mercado y, si empeoran las relaciones entre EE UU e Irán, el segundo mayor productor de crudo de la zona después de Arabia Saudí y de la OPEP, el barril fácilmente puede superar los 60 dólares.

Las empresas que desarrollan nuevas tecnologías y de Internet, cuya recuperación ha sido constante tras la crisis de 2000, también lograron ayer fuertes avances. Estas empresas estarán entre las más beneficiadas por el incremento del gasto público en seguridad interna que se espera de Bush. Cisco, Sun Microsystems y otras compañías de este tipo son las que desarrollan los sistemas de identificación más sofisticados, y en la lucha contra el terrorismo este tipo de servicios será más que requerido.

Otra gran señal de lo que se espera de Bush ha sido el comportamiento del dólar. La divisa estadounidense retrocedió fuertemente frente al euro. La moneda única llegó a revalorizarse hasta un tipo de cambio de más de 1,28 dólares por cada euro. El espectacular avance del euro responde a que en los mercados hay que buscarla en el déficit público, un grave problema que tiene la economía estadounidense que ha sido causado por el aumento del gasto público y, casi simultáneamente, a una menor recaudación debido a la rebaja fiscal puesta en marcha por Bush.

Los analistas no esperan que Bush aborde a medio plazo este problema, a pesar de que el incremento del déficit público es, después de la destrucción de empleos (812.000 puestos en cuatro años), la gran mancha de la política económica de Bush. Las cuentas públicas nunca estuvieron tan en rojo. Al final de la primera legislatura de Bush, el déficit alcanzó un récord de 422.000 millones de dólares, equivalente al 3,6% del PIB, frente a un superávit de 127.000 millones que había dejado Clinton. Si se mantiene la política fiscal actual, el déficit para la próxima década se elevará a los 2,3 billones. Al parecer será así, ya que una de las promesas más repetidas del presidente en la campaña contra Kerry fue la de que no aumentaría los impuestos.

La pérdida de empleos y el aumento del déficit público está claro que no fueron tan determinantes en las elecciones como lo fue la seguridad nacional. En EE UU, un crecimiento económico por encima del 3,5% se da por bueno y, a pesar de todas las críticas, bajo la Administración de Bush el PIB aumentó a un ritmo del 3,9% en los últimos 12 meses hasta septiembre pasado. Para este año, se prevé un incremento del 3,6%. El estadounidense medio ha sentido que de momento no tiene nada de que preocuparse.

Intermediarios del mercado de Nueva York, durante la jornada bursátil de ayer.
Intermediarios del mercado de Nueva York, durante la jornada bursátil de ayer.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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