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Los líderes religiosos de Afganistán exigen la liberación de los rehenes

Las autoridades intensifican los contactos con el grupo que secuestró a tres extranjeros

Los líderes religiosos de Afganistán se movilizaron ayer exigiendo la liberación de los tres empleados de la ONU en Kabul secuestrados el 28 de octubre. El Consejo de los Ulemas, que agrupa a las autoridades religiosas del país, emitió un comunicado en el que condena rotundamente la acción y la califica de "contraria a la ley islámica".

"El islam es una religión de paz y aquellos que recurren a estas acciones deben saber que sus actos difaman el islam", sentenciaron las autoridades religiosas. La nota recuerda que los tres secuestrados -el filipino Angelito Nayan, la kosovar Shqipe Habibi y la británica Annetta Flanigan- fueron a Afganistán para ayudar al pueblo afgano. Similares argumentos utilizó el ex presidente Burhanudin Rabani, quien consideró la acción como antimusulmana.

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El Gobierno afgano intensificó ayer los contactos con los secuestradores, si bien seguía la incertidumbre sobre la autoría y las motivaciones de una acción que ha extendido el temor de que la insurgencia de Afganistán imite las tácticas de la iraquí. El grupo que ha reivindicado el secuestro es Jaish e Muslimín (Ejército de los Musulmanes), una facción talibán, pero los investigadores no descartan que se trate de delincuentes con motivaciones económicas.

Un portavoz del Ejército de los Musulmanes aseguró que los secuestrados habían sido separados, de forma que si uno era liberado por las autoridades, los otros dos serían ejecutados. No obstante, anoche no había ninguna confirmación independiente de esta nueva medida de presión.

Tampoco estaba claro cuándo concluye el plazo que los secuestradores pusieron para ver atendidas sus demandas -entre ellas, la marcha de la ONU de Afganistán y la liberación de los presos de Guantánamo-. Inicialmente concluía a las 8.30 de hoy, hora peninsular española, pero un portavoz de los secuestradores -desautorizado posteriormente por el líder de la organización, Mohamed Akbar Agha-, insinuó que podría ampliarse hasta el viernes. La situación en el país dista mucho de estar normalizada: entre el lunes y el martes, un mínimo de siete personas fallecieron en enfrentamientos entre el Ejército y grupos rebeldes en la provincia de Zabul, en el sur del país.

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