Talleres para estimular el cerebro
La activación integral de las funciones intelectuales alivia el deterioro que causan las demencias
El cerebro puede deteriorarse por un traumatismo, una demencia y otras causas, pero ¿se pueden recuperar después las funciones intelectuales afectadas? ¿Da igual si es consecuencia de un traumatismo craneoencefálico, una epilepsia o una demencia? Los afectados y sus familiares sufren una gran angustia por este deterioro, pero la ciencia todavía no ha encontrado la forma de revertir este proceso. Sin embargo, puede aspirar a mantener durante más tiempo las capacidades todavía preservadas. ¿Cómo lo consigue? ¿Cómo se trabaja el cerebro?
El cerebro es responsable de una serie de funciones cognitivas o capacidades intelectuales, como son recordar, leer, hablar, escribir, orientarse, comprender, definir conceptos, coordinar movimientos, etcétera. Estas funciones pueden verse disminuidas de manera natural con la edad y por el envejecimiento, pero también por trastornos que hacen que, de manera prematura, las neuronas disminuyan su actividad celular y mueran. Para paliarlo, se puede recurrir a la estimulación del cerebro mediante prácticas que lo hagan mantenerse activo y el apoyo a los familiares como enfermos paralelos en beneficio de los pacientes.
El deterioro mental se puede combatir en epilepsias y algunas demencias
En el Alzheimer sólo se puede aspirar a que perduren las funciones que están preservadas
Todavía son muy pocos los enfermos que se benefician de la estimulación integral
Las actividades de estimulación llevan años demostrando sus beneficios, y así lo corroboran los estudios realizados. Mucha gente las denomina talleres o grupos de memoria, pero, en realidad, son terapia de estimulación cognitiva, y el taller de memoria es una parte de ésta. Lo que ocurre es que "la memoria es una de las funciones cognitivas que pueden verse afectadas por más diversas patologías; por eso, los talleres de memoria tienen tanta relevancia", aclara Joan Deus, profesor lector en el departamento de Psicología de la Salud y Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona y neuropsicólogo en el centro Cetir Grup Mèdic.
"La memoria es una función enormemente compleja porque no hay una única memoria, sino muchos tipos, y cada una de ellas depende de un circuito neuronal y de una localización cerebral distintos. Por eso, cualquier enfermedad o lesión que afecte al normal funcionamiento de una área del cerebro puede afectar a la memoria allí localizada", explica Deus. Y añade: "Un fallo de memoria no es inequívocamente indicativo de tener una demencia de tipo Alzheimer u otro proceso degenerativo".
Las patologías que más afectan a la memoria y a otras funciones del cerebro son los traumatismos craneoencefálicos, la epilepsia y las demencias. En los dos primeros trastornos, la afectación se puede llegar a rehabilitar, pero no en algunas demencias, porque las hay irreversibles y progresivas, como la enfermedad de Alzheimer; por eso en éstas no se puede hablar de rehabilitación, sino de estimulación. Sólo se puede aspirar a mantener más tiempo las funciones que se tienen preservadas y esto parece ser más factible en etapas leves o moderadas de la enfermedad.
La demencia es "un estado en el que se priva a una persona de su inteligencia, entendiendo como tal un conjunto de funciones cognitivas", afirma Joan Deus. La enfermedad de Alzheimer, las demencias vasculares y las mixtas son algunas de ellas. Se calcula que el Alzheimer abarca aproximadamente la mitad de todas las demencias diagnosticadas a partir de los 65 años.
En España hay entre 600.000 y un millón de pacientes diagnosticados de esta demencia. Pero más de la mitad no están diagnosticados, explica Jordi Peña-Casanova, jefe de la sección de Neurología de la conducta del hospital del Mar y director de Neuro-Cog, Centro de Diagnóstico y Rehabilitación Cerebral, de Barcelona. "Cada año aparecen en España más de 90.000 casos nuevos de esta enfermedad", añade Lluís Tárraga, psicólogo clínico y director de la Fundación ACE, una entidad centrada en el deterioro cognitivo, las demencias y el envejecimiento.
Respecto a la epilepsia, consecuencia de una actividad excesiva de las neuronas del sistema nervioso central, "en algunos casos los déficit de memoria y otras funciones que produce pueden ser compensados mediante rehabilitación neuropsicológica, aunque ésta puede no ser total porque es difícil recuperar un área dañada con la misma agilidad", apunta Teresa Boget, especialista sénior del servicio de Psicología del Instituto de Neurociencia, sección de Evaluación y neuropsicología del hospital Clínico de Barcelona.
Teresa Roig, neuropsicóloga en el Instituto Guttmann, de Barcelona, explica que la pérdida de memoria es una de las quejas más comunes de las personas que han sufrido un traumatismo craneoencefálico -en su mayoría como consecuencia de un accidente de tráfico- porque las estructuras cerebrales que sustentan la memoria son muy sensibles a los efectos de las contusiones y hematomas que se producen en esos traumatismos.
Como en todos los casos puede haber más de una función afectada, los expertos abogan cada vez más por la estimulación cognitiva integral: un conjunto de estrategias para estimular el mayor número posible de funciones psíquicas. Y es que gracias a la capacidad de reorganizarse del cerebro desde el aspecto de circuitos neuronales, se puede recuperar una función perdida o mantenerla durante más tiempo. Para ello, es fundamental que un neurólogo y un neuropsicólogo realicen sendas exploraciones para saber cómo se encuentran las funciones básicas y el alcance del deterioro cognitivo y funcional del enfermo en su conjunto. A partir de aquí, lo ideal es que un equipo multidisciplinar de especialistas formado por neuropsicólogos, psicólogos clínicos, pedagogos, terapeutas ocupacionales, educadores sociales, gerocultores, etcétera, y que varía según los recursos y las características de cada centro, trabaje en la rehabilitación o estimulación de las funciones del cerebro. Este trabajo consiste en hacer que el enfermo desarrolle, en grupo e individualmente, diferentes actividades, como ejercicios de memoria, lectura y comentario de noticias, razonamientos, trabajos de manualidades, musicoterapia, etcétera, siempre en función de sus carencias.
Tanto este tipo de estimulación como los centros en los que se realizan y la figura del neuropsicólogo son todavía poco conocidos en España, según los especialistas. Además, la red sanitaria pública presenta carencias, los centros suelen estar poco equipados y, en el caso de los centros de día, son insuficientes. Los especialistas consultados calculan que todavía es muy bajo el porcentaje de los pacientes con demencia que se benefician de los centros, tanto públicos como privados. Si tenemos en cuenta el aumento de la incidencia del Alzheimer, son cifras más que insuficientes, según los especialistas.
Estudios e iniciativas
La falta de recursos hace que no abunden los estudios sobre la estimulación de las funciones del cerebro, y que los que hay sean, en general, limitados. No obstante, los resultados le dan la razón y la avalan. El año pasado apareció en The Journal of Neuropsychiatry and Clinical Neuroscience una revisión de 18 estudios publicados sobre los programas de estimulación de la memoria en la enfermedad de Alzheimer. Su conclusión era que a pesar de que el número de pacientes incluidos (21) y el tiempo eran escasos, es posible estimular la memoria. También en 2003, sin embargo, se publicó en The New England Journal of Medicine un amplio estudio con 488 sujetos sobre las actividades de ocio y el riesgo de demencia en los ancianos. Su conclusión era que participar en actividades cognitivas reduce el riesgo de Alzheimer, además de disminuir la depresión, por encima de las actividades físicas o la falta de ambas. En España, un estudio dirigido por Joan Deus entre 2000 y 2003 con 67 pacientes de Alzheimer con deterioro leve o moderado en el Antic Hospital de Sant Jaume i Santa Magdalena de Mataró va por la misma línea: defiende la idea de un programa de psicoestimulación cognitiva integral en fases iniciales e intermedias de la enfermedad y de que su efectividad radica en una lentificación de la enfermedad, no en la recuperación de las funciones perdidas.
Activemos la mente, El libro de la memoria y Smartbrain son nuevas iniciativas para facilitar y complementar estas actividades de estimulación. Las dos primeras son material práctico e información teórica creados por la Fundación La Caixa y bajo la supervisión de Jordi Peña-Casanova. Smartbrain, de la Fundación ACE, es un programa interactivo y multimedia con unas 70 actividades y 15 niveles de dificultad.
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