Investigadores de Sevilla patentan un dispositivo portátil para mayores que permite detectar caídas
El grupo de Ingeniería Biomédica desarrolla un sistema de teleasistencia virtual
Un sistema de monitorización del movimiento humano ideado por el equipo de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Sevilla ha despertado el interés de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y dos universidades de Estados Unidos -Harvard y Dartmouth-, que decidirán en dos meses si seleccionan el proyecto andaluz para participar en un trabajo relacionado con la enfermedad de Parkinson. El sistema, que permite detectar caídas a partir de un minúsculo dispositivo adherido al cuerpo, ha sido patentado y se enmarca en un proyecto de teleasistencia.
El grupo de Ingeniería Biomédica, dirigido por la profesora Laura Roa, ha trabajado durante tres años en el desarrollo de un centro virtual de asistencia a mayores, un servicio de teleasistencia domiciliaria de "alta calidad" y un coste "asequible", que oscilaría entre 10 y 20 euros al mes, según las tecnologías de comunicación empleadas. El proyecto ha contado con financiación del Instituto de Salud Carlos III y el Plan Andaluz de Investigación.
Este servicio de teleasistencia se prestaría a partir de un centro virtual y una red para conectar a los profesionales sanitarios con los usuarios, que portarían en la región lumbar un parche con el dispositivo de detección de caídas y otros sensores. Esta unidad remite la información por red inalámbrica a un transmisor, que la analiza y se encarga de enviarla al centro virtual. Además de caídas, este sistema permite controlar movimientos posturales y otros parámetros.
Este dispositivo ofrece varias ventajas respecto a los ya existentes, según sus creadores, al garantizar el control sobre el movimiento humano durante las 24 horas y gozar de gran autonomía al recargarse una vez al mes. "Permite bañarse, lo que resulta muy apropiado porque las caídas en las bañeras son frecuentes, y no se lo tienen que quitar de noche", señala Roa.
Aunque varias empresas españolas han mostrado interés en el proyecto, los investigadores se quejan del escaso empuje inversor. "Las empresas tienen que asumir riesgos y ver a largo plazo, no pensar sólo en el mañana", argumenta Manuel Prado, uno de los investigadores. "A largo plazo lo que da dinero es el control de la tecnología", añade. En contraposición con esta actitud, citan la favorable predisposición de organismos de Estados Unidos a invertir en el desarrollo del sistema.
Apuesta tecnológica
El grupo, al que también pertenece como colaborador Javier Reina, ultima estos días la documentación para enviar a los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), que patrocina una investigación sobre la enfermedad de Parkinson de las Universidades de Harvard y Dartmouth en la que podrían emplear el dispositivo de monitorización desarrollado en Sevilla. Laura Roa cree que las tecnologías generarán un cambio "imparable". Roa piensa que si no se invierte en desarrollar sistemas propios, habrá que importarlos: "Ahora es el momento de apostar por la investigación en nuevas tecnologías, no debemos perder este tren si no queremos que nos traigan de fuera los sistemas de telemedicina y cuidados domiciliarios".
En la presentación de sus trabajos sobre teleasistencia, los autores señalan que los nuevos avances permitirán reorientar la atención sociosanitaria "si se quiere evitar la saturación de hospitales y un incremento de los costes desproporcionado".
Profesora de Ingeniería de Sistemas y Automáticas en la Universidad de Sevilla, Roa se interesó por la biomedicina hace más de 25 años, cuando apenas nadie lo hacía en España a pesar de que en Estados Unidos estaba considerada una disciplina científica desde 1947. "El cuerpo es una de las máquinas más maravillosas, hay cosas resueltas por la naturaleza que luego tratamos de imitar", expone. Entre los proyectos anteriores impulsados por el grupo de Ingeniería Biomédica figura un simulador de pacientes quemados que se utiliza en varios hospitales españoles.
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