Una estupenda noticia

La decisión del Gobierno catalán de asumir como propia la versión en valenciano de la Constitución Europea, presentando así un único texto en Roma, debería contribuir a reconducir el espinoso asunto de la unidad lingüística del catalán. Además, si no se trata sólo de un gesto, si la iniciativa es sincera y tiene continuidad, sus efectos positivos serán importantes, porque por un lado permite visualizar el catalán como una lengua de enorme potencial que no se acaba en Barcelona y su área de influencia, y por otro se alienta el uso y por tanto el conocimiento mutuo de las diversas particularidades dialectales; dos aspectos, al menos, que se echaban de menos en la política lingüística de la administración catalana.

Para los tiempos que corren, se trata sin duda de una muy buena noticia, propiciada a mi entender por la sintonía política entre Barcelona y Madrid (ojalá los gobiernos valenciano y balear no se desmarquen de esta línea de actuación), que debemos recibir con esperanza y que indica una línea probablemente más efectiva en pro de la unidad y la paz lingüística que la que puedan desarrollar otras instancias (léase AVL) teóricamente creadas a tal efecto.