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Reportaje:

Dudosa confianza en la revolución

Los cubanos hacen cola para canjear dólares por pesos y el Gobierno lo presenta como un éxito de sus medidas restrictivas

Sucedió lo que se esperaba. Miles de cubanos se abalanzaron ayer sobre los bancos, casas de cambio y los 1.663 locales habilitados en tiendas y hoteles de todo el país para cambiar dólares por pesos convertibles, que sólo tienen valor en Cuba, ante el temor de perder parte de sus ahorros. Hasta el 8 de noviembre se podrán canjear los dólares por chavitos sin gravamen alguno. A partir de ese día, cuando el peso convertible comience a regir en Cuba, la divisa de EE UU sufrirá una penalización del 10%.

Las autoridades han presentado la masiva afluencia de cubanos a casas de cambio (Cadega) y bancos -tanto para cambiar sus dólares por pesos cubanos corrientes, como por pesos convertibles- como una muestra de "confianza en la Revolución" y de "comprensión" popular de la medida adoptada.

Sin embargo, algunas personas, ayer, en las casas de cambio, decían que cambiaban sus dólares únicamente porque no les quedaban más remedio, ya que no querían perder dinero. Otros aseguraban que les era indiferente manejarse en dólares o chavitos, aunque no ocultaban que lo sucedido era un engorro.

El día elegido por las autoridades para comenzar las operaciones de canje coincidió, casualmente, con la votación en la Asamblea General de la ONU de una resolución cubana de condena al embargo norteamericano, sesión que fue transmitida en directo por la televisión. El lunes, Fidel Castro anunció que la delegación de su país denunciaría en la ONU el recrudecimiento del embargo y las crecientes presiones de Estados Unidos a bancos extranjeros para que Cuba no pueda depositar los dólares en efectivo que obtiene del turismo, principal razón esgrimida para adoptar la medida del canje de moneda.

Diplomáticos extranjeros señalaron que el Gobierno eligió cuidadosamente el momento para hacer el cambio de moneda, pues sabía de sobra que sería recibido por la gente como una "medida impopular".

"Tanto ahora como en mayo pasado cuando se subieron los precios un 15% de todos los productos en dólares, el argumento fue que se trataba de una 'medida impostergable' ante las últimas acciones de la administración Bush para asfixiar a la isla", señaló un diplomático.

"Siempre es lo mismo... ¿No será que el cabrón de Bush también trabaja para el comandante?", comentaba ayer un atribulado cuentapropista, convencido de que, al final, de las broncas políticas entre ambos gobiernos, los que salen siempre perjudicados son los cubanos humildes, residan en Miami o en la isla.

Ayer, todavía mucha gente no era consciente del alcance real del cambio de moneda. Los más preocupados eran algunos trabajadores por cuenta propia y gente que de una u otra forma han logrado acumular dinero estos años de tímida apertura económica.

La mayoría de los que hablaron con este diario declararon que no estaban dispuestos a convertir sus dólares ahorrados en pesos convertibles, y que en todo caso sólo cambiarían pequeñas cantidades de divisa. "¿Y después de esta medida, qué otra vendrá?" Requirió uno de los que se consideraba "damnificado".

Lo cierto es que, 24 horas después de comenzar las operaciones de canje, los cubanos se lanzaron a cambiar sus dólares. Las autoridades habían hecho hincapié en que la medida no tienes fines "recaudatorios". Pero, por sí o por no, la gente prefiere no arriesgarse. Y mientras los bancos no paraban de trabajar, el Gobierno anunció a mediodía que la ONU había condenado el embargo contra Cuba con el apoyo de 179 países. De nuevo, una victoria.

Un grupo de cubanos aguarda la apertura de una casa de cambio para comprar <i>pesos convertibles.</i>
Un grupo de cubanos aguarda la apertura de una casa de cambio para comprar pesos convertibles.AP

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