Funcionarios y comisarios de Prodi deshacen las maletas
Romano Prodi le había prestado su casa a su hermano. Ahora deberá compartirla o el otro Prodi tendrá que esperar unas semanas. El comisario de Agricultura y Pesca, Franz Fischler, había contratado un viaje a Bali con su esposa para mediados de noviembre. El responsable de Sanidad, David Byrne, pretendía irse a la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra, y a Frits Bolkestein (Mercado Interior) le han desbaratado sus planes de trabajar en Viena para un instituto internacional. La etapa sabática que la familia de Pascal Lamy (Comercio) esperaba con ansiedad también será aplazada y a Neil Kinnock (Reforma Administrativa) le va a salir un poco más cara su estancia en Bruselas. Tanto él como Fischler han vendido sus casas y tendrán que alojarse ahora en hoteles.
El resultado anecdótico de la crisis generada por José Manuel Durão Barroso es una pequeña revolución interna en Bruselas, que muchos encaran con deportividad. Hay que deshacer las maletas.
Dramáticos son los casos de los nombramientos vinculados a los comisarios electos para el Ejecutivo de Barroso que el Parlamento Europeo ha señalado con el dedo. Como una premonición, el equipo de Rocco Buttiglione (Justicia, Libertad y Seguridad) era el menos formado de todos. Afortunadamente, el que se perfilaba como jefe de gabinete es un veterano funcionario de la casa. No es el caso, por cierto, de su equivalente para Charlie McCreevy (Mercado Interior), un comisario que no está en peligro pero que había fichado a un ejecutivo del sector privado que ya ha dejado su trabajo. El equipo ya formado de Neelie Kroes (Competencia) vive una situación también algo desesperada. Algo similar ocurre con la contestada Ingrida Udre (Impuestos y Unión Aduanera).
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