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Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cine de productor

Javier Ocaña

Lamentablemente, siempre se verá como la película que pudo ser y no como la película que es. El exorcista: el comienzo pasará a las hemerotecas como una de esas producciones cuya intrahistoria se eleva por encima de sus méritos o deméritos para introducirse en el terreno de la elucubración. El gran John Frankenheimer era el encargado de dirigirla, pero se murió antes de comenzar a rodar. Los productores encargaron entonces la tarea a Paul Schrader, autor familiarizado tanto en el terreno profesional como en el privado con el hecho religioso. Sin embargo, concluido el trabajo por éste, los jefes quedaron tan espantados con el resultado que despidieron a Schrader y contrataron al finlandés Renny Harlin para que filmara nuevas secuencias en las que predominaran la sangre y las vísceras. Harlin terminó cambiando buena parte de lo confeccionado por Schrader y eso es lo que ahora llega a las salas.

EL EXORCISTA: EL COMIENZO

Dirección: Renny Harlin. Intérpretes: Stellan Skarsgard, Izabella Scorupco, James D'Arcy, Ben Cross. Género: terror. EE UU, 2004. Duración: 114 minutos.

El exorcista: el comienzo rememora un episodio apenas mencionado en el éxito de William Friedkin (1973): el primer encuentro entre Satanás y el padre Merrin (allí Max von Sydow, aquí Stellan Skarsgard) en un poblado de Kenia. Pero lo que ha quedado de tan absurdo proceso de elaboración cinematográfica es una aceptable primera mitad, y un torrente de sangre, sustos de manual, trucos de malabarista y facilones guiños a la película de Friedkin en el resto del metraje. No es aventurado afirmar que la reflexión sobre la pérdida de la fe contenida en la interesante mitad inicial es obra de Schrader, y que ese proceso se ve abortado de forma abrupta por la casquería fabricada presuntamente por Harlin. Así que, ante un producto semejante, sólo cabe una reflexión: si lo que pretendían era vulgar cine de usar y tirar, ¿por qué demonios encargaron el trabajo a alguien tan profundo como Schrader, guionista de Taxi driver y de La última tentación de Cristo, y director de Aflicción.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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